Pescadería llora la muerte de ‘Furia’

Ha fallecido Manuel Francisco Carrillo Carmona a los 56 años de edad

‘Furia’, en el centro de la foto, agachado, en una alineación del San Roque donde aún se pueden ver a algunos ilustres veteranos como Gracián.
‘Furia’, en el centro de la foto, agachado, en una alineación del San Roque donde aún se pueden ver a algunos ilustres veteranos como Gracián.
Eduardo de Vicente
20:59 • 24 nov. 2020 / actualizado a las 07:00 • 25 nov. 2020

El barrio de Pescadería llora la muerte de uno de sus vecinos más queridos: Manuel Francisco Carrillo Carmona, más conocido como ‘Furia’. Falleció  en la noche del pasado lunes cuando solo tenía 56 años de edad. Se fue después de estar luchando contra un cáncer que acabó por ganarle la partida a pesar de la resistencia que puso. ‘Furia’ fue un valiente en los terrenos de juego como futbolista y también lo fue en la vida, fajándose hasta el último minuto cuando el partido ya lo tenía perdido. Pero quiso mantenerse firme, todo lo fuerte que pudo, para que su familia no se viniera a bajo, para no verlos sufrir. Hasta el descuento, estuvo alejando de sus familiares y de sus amigos la mala noticia del peor desenlace. Más de dos años batallando y sufriendo sin apenas quejarse, siendo fiel a su apodo.


El apodo lo decía todo: ‘Furia’. Era uno de aquella saga de talentos que surgieron por generación espontánea dándole patadas al balón en las cuestas del barrio de la Chanca, en la explanada del puerto pesquero y hasta en la misma carretera de Málaga cuando pasaba un coche de vez en cuando. Para aquellos niños del barrio de Pescadería de los años setenta, el fútbol era su patria, el refugio donde se evadían del las obligaciones y del maldito colegio. Jugaban sin descanso, mientras se comían el bocadillo de la merienda, en el recreo del colegio, en los pasillos de sus casas. Jugaban sin recursos, medio desnudos, medio descalzos, dándole patadas a cualquier objeto que fuera redondo. Jugaban tanto que se hicieron futbolistas sin saber lo que era un entrenador de verdad ni un preparador físico.



‘Furia’ era hijo de Antonio Carrillo, pescador de toda la vida de la Cuesta de Colomer. Se crió jugando en el puerto y retando en desafíos a los equipillos que de forma improvisada se gestaban en las calles. Pronto destacó y pronto se incorporó a la inagotable cantera del Valdivia y del San Roque. Allí creció junto a sus primos, también futbolistas, Abomi, Manolillo y Caracoles, formando parte de los mejores equipos que se llegaron a ver en el barrio. De dónde salían tantos y tan buenos jugadores, se preguntaban los aficionados. Cómo era posible que en un barrio donde no tenían un campo de fútbol medio decente pudieran surgir tantos futbolistas. Muchos de aquellos canteranos sin cantera empezaron jugando descalzos antes de conocer el lujo de unas botas de tacos. 
Como le pasó a todos los talentos que salieron de Pescadería, ‘Furia’ tuvo que irse pronto de su club para poder ganarse un sueldo. Sus mejores años los vivió a mediados de la década de los ochenta, cuando formó parte del Poli Ejido que fue el germen de los grandes éxitos que vinieron después. En aquel equipo estaban también José Luis, Ranchero, Juan Diego, Sánchez, Vidaña, Abomi, Sebas, Luque, Justo y Manolillo, casi todos jugadores de la capital y muchos de la cantera de Pescadería. ‘Furia’ no pudo llegar a vivir del fútbol, pero lo vivió como una de las grandes pasiones de su vida, sin perder nunca esa ilusión infantil que lo empujaba a escaparse de su casa para darle patadas a un balón. Lo hacía sin otra pretensión que la de divertirse aunque no tuviera medios para poder triunfar. El triunfo de ‘Furia’, como el de todos aquellos muchachos de su generación, fue poder vivir su vocación de forma apasionada, sabiendo que más importante que el dinero era la ilusión por ser futbolistas.









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