La defensa de Ana Julia pide una condena de 3 años por un homicidio imprudente

“Intentaba quitarle el hacha, llegando a taparle la boca para que no profiriera más insultos“

Los abogados Esteban Hernández y Beatriz Gámez
Los abogados Esteban Hernández y Beatriz Gámez La Voz
Javier Pajarón
07:00 • 18 feb. 2019

Ana Julia Quezada encara la fase final de la instrucción judicial del Caso Gabriel Cruz Ramírez enrocada en la versión de una muerte accidental del pequeño de ocho años.  La acusada confesó la autoría del crimen durante las declaraciones prestadas en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería y en el Juzgado de Instrucción número Cinco, pero siempre mantuvo el relato de un desenlace fortuito durante una discusión con el niño en la finca de Rodalquilar (Níjar) la tarde del 27 de febrero.




Quezada nunca confesó un asesinato. El escrito de defensa apuntala esta interpretación sobre el suceso, según el documento consultado por LA VOZ DE ALMERÍA. Los abogados de la defensa, Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez, solicitan una condena de tres años de prisión para Ana Julia Quezada por la comisión de un delito de homicidio por imprudencia grave.




Esta pena está muy lejos de la prisión permanente revisable planteada en sus escritos por la fiscal Elena Fernández Lora y por Francisco Torres, letrado de los padres del menor, Ángel Cruz y Patricia Ramírez. La defensa mantiene que la agresión de Ana Julia Quezada carecía de dolo (voluntad deliberada de cometer un delito) y se produjo durante una discusión con el niño en el cortijo de Rodalquilar.




“Mientras Ana Julia abría las ventanas del cortijo de Rodalquilar para ventilarla, el menor cogió un hacha para jugar, manifestándole Ana Julia que soltara el hacha pues era peligroso y podía hacerse daño”, expone el escrito de defensa. “Ana Julia intentaba quitarle el hacha, llegando a taparle la boca para que no profiriera más insultos, apretándola con la intención de que se callara”, describe la defensa. “Tras breves momentos, éste ya no respiraba”.




Según el informe de autopsia del Instituto de Medicina Legal (IML)  de Almería, el pequeño Gabriel Cruz Ramírez murió asfixiado entre “una y dos horas” después de comer en casa de su abuela en la cercana pedanía de Las Hortichuelas.

Sin embargo, los forenses detectaron “varios traumatismos sobre la zona craneal”. “Indican golpes repetidos sobre una superficie como la pared o el suelo, pudiendo vincularse al propio mecanismo de la sofocación en el cual se aplica una fuerza importante sobre la zona buco nasal”, precisó el IML en su informe definitivo.




"Bloqueada"
La explicación de Ana Julia Quezada sobre estas lesiones será clave en el juicio con jurado popular que se celebrará en la Audiencia Provincial de Almería (aún pendiente de reparto de sección y calendario). La defensa ejercida por los letrados Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez solicitan la aplicación de una atenuante de “confesión tardía” y, en caso de desestimarse el homicidio por imprudencia grave, piden subsidiariamente una condena de 10 años por homicidio.



El escrito de defensa reproduce a grandes rasgos la explicación ofrecida por Ana Julia Quezada durante la instrucción para justificar su comportamiento después del crimen. “Presa del pánico, quedó bloqueada sin saber qué hacer e, incapaz de asumir las consecuencias de lo ocurrido, sacó el cuerpo de la casa, hizo un agujero y lo enterró a fin de ocultar el trágico resultado”, indica.




“Incapaz de afrontar lo acontecido y sin saber cómo explicárselo a su pareja (Ángel Cruz, padre del fallecido), ante la desmedida repercusión mediática, continuó ocultándolo hasta su detención”, concluye el documento aportado al Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería. El magistrado Rafael Soriano cuenta ya con los escritos del Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa y agota los últimos trámites legales antes de cerrar el caso y enviarlo a la Audiencia Provincial de Almería para la celebración del juicio oral.


Quezada de 44 años de edad permanece en El Acebuche tras su detención en La Puebla de Vícar con el cuerpo del pequeño en el maletero del coche, en una intervención de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Almería y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil bautizada como Operación Nemo.






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