El apareamiento de la izquierda cambia España

Manuel Campo Vidal
01:00 • 14 jun. 2015

Lo que está pasando es muy fuerte. En España no solo cambiaron radicalmente los ayuntamientos el sábado. Que no se nos pase por alto la retirada del Ducado de Palma a la infanta doña Cristina, decidido por su hermano el rey don Felipe, con polémica posterior en los medios que certifica la ruptura profunda de una familia, la real en este caso. Y añádanle el hecho sin precedentes de que Mariano Rajoy se detenga ahora a hablar con los periodistas y encima les anime a hacer mas preguntas, cuando antes solo se les aparecía por plasma. Insólito. En septiembre, Artur Mas tiene convocadas unas elecciones "plebiscitarias" muy orientadas a superar su propia marca: perder doce diputados, como en las últimas, también adelantadas. Un prodigio de estadista. Y poco después unas generales apasionantes, la gran incógnita. Algunos analistas dan por hecho, proyectando resultados de municipales a legislativas, un gobierno de izquierdas que pugnan por presidir Pedro Sanchez y Pablo Iglesias, empeñado en superar en votos al PSOE. "Si no es así -nos comenta el líder de Podemos- nuestra situación será muy complicada si tenemos que optar entre apoyar a Sanchez o dejar gobernar al PP". Y ojo con Ciudadanos que reparte poder ahora a populares y socialistas "confiando en que le devolverán los favores en su momento", según aventura Albert Rivera. Nada está decidido porque el PP perdió el 24 de Mayo dos millones y medio de votos pero Ciudadanos obtuvo solo 1.100.000, que ya es. O sea, que hay casi millón y medio millón de votos populares en casa porque la derecha, cuando se enfada, no vota. Llevar a ese millón de votantes populares a las urnas es ahora la obsesión de Rajoy, que por eso se para a hablar ahora con los periodistas, a los que comunicará de forma inminente, un cambio de gobierno. Apuesten por Cospedal como ministra y mayor relevancia para Alfonso Alonso. Invitado a un acto como titular de Sanidad para dentro de dos semanas, un colaborador responde: "¿En calidad de qué?" Solo Dios y Mariano lo saben. Pero hay más cosas. Un prestigioso profesor sostiene que la dicotomía en España "no es en el fondo entre derecha e izquierda, sino entre lo nuevo y lo viejo". Algo de eso hay aunque Manuela Carmena, flamante alcaldesa de Madrid y Angel Gabilondo, entre otros, lo desmientan. ¿Alguien pensaba que la novela negra madrileña con compra de dos diputados socialistas para elegir a Esperanza Aguirre, más el espionaje entre sus consejeros y las corruptelas sin fin iban a ser premiadas por un electorado que soporta seis años de crisis? No simplifiquemos: hay una batalla entre lo nuevo y lo viejo sí, pero también una voluntad de corte entre lo limpio y lo sucio, entre las mayorías abusivas y la herencia el 15-M. Este es otro país. Pactos ha habido a mansalva y ensañamiento en algunos casos también. El PP lo denuncia en Marbella, Badalona y Vitoria, al menos, y lo recordará a diario para erosionar a Pedro Sanchez. Ha pasado lo que pronosticó Antonio Hernando: "El 24 de mayo nos irá solo bien y el 13 de junio muy bien". El apareamiento de la izquierda ha dado sus frutos, salvo en Gijon, Oviedo y alguna otra ciudad con personajes irascibles. ¿Será la sidra?







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