La caída de los ídolos

“Si trasladamos este esquema a ahora, no es posible que los jóvenes triunfen si antes no derrumban los ídolos”

Kayros
01:00 • 18 abr. 2015

A ver, un poco de música de Wagner para ambientar este artículo. Todavía hoy, a casi tres milenios, todavía puede resultar instructiva y edificante la mitología griega. Las diversas teogonías nos hablan de un conglomerado de dioses demasiados humanos con sus venganzas y sus ansias de poder. Zeus, sobre todo, dueño del rayo, el relámpago y del trueno, no permite la menor sombra. Cualquier intento será castigado de la forma más ignominiosa: dioses que se transforman en cuervos. A esta cultura debemos lo mejor del pensamiento occidental. De aquí nació la filosofía, el arte, la literatura y en general racionalización del mundo. En épocas decadentes cundió la contestación y en pleno auge del descreimiento hubo autores que se atrevieron a decir que los dioses vivían felices en su Olimpo sin ocuparse de los hombres. Lo cual no era verdad. Había diosas que favorecían las artes y el progreso agrícola junto a otras que eran la encarnación de la ira y enviaban vientos contrarios para vengar las navez enemigas. De modo que no pasaba nada en la tierra, por insignificante que fuese, que no tuviera sus reflejo en el conflicto teológico. Si trasladamos este esquema al acontecer diario que ahora vivimos, y del que somos protagonistas, no es posible que los jóvenes triunfen si antes no de rrumban los ídolos. Mi generación sufrió el trauma del franquismo. De creer las mentiras de la revolución pendiente pasamos a aborrecer a Franco junto a su moral cuartelera. Ayer los españoles sufrimos un fuerte choque emocional viendo como un agente de Vigilancia Aduanera introducía a Rato en el coche como si el exministro fuera un vulgar robagallinas. Caen los ídolos sobre los cuales habían montado la leyenda el milagro económico español. No tengo idea de cómo será el final. Los jueces aún no han dicho la última palabra, pero tanto dentro del PP como en los demás partidos, el gran escándalo parece imparable. Y no sé tampoco qué dirán los portavoces de la derechona. Contentarse con que la ley es igual para todos no parece suficiente. Se trata nada menos que del ex vicepresidente económico del Gobierno de Aznar y exdirector gerente del FMI.







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