La Marcha del Milenio (I)

“Durante siglo y medio Almería iba a ser una ciudad conocida, admirada, deseada y temida”

Alfonso Rubí
23:36 • 07 ago. 2014

Cuenta Al-Udri, historiador nacido en Dalías y contemporáneo de los hechos, que en el mes de muharram del año 405 de la Hégira, es decir en julio de 1014 según el calendario cristiano, Jairán al-Amiri sitió la ciudad de Almariya durante tres semanas, hasta conquistarla y proclamar en ella un Reino independiente del Califato de Córdoba. Se están cumpliendo precisamente en estos días mil años de aquel acontecimiento, que iniciaba el periodo más brillante de la historia de nuestra ciudad. Durante siglo y medio, e incluso después, Almería iba a ser una ciudad conocida, admirada, deseada y temida en todo el mundo de la época.


La Plataforma que un grupo de entidades de la sociedad civil constituyó en el mes de febrero para impulsar y colaborar en la conmemoración de esta efeméride, ante la falta de tiempo para organizar actividades que merecieran la pena, propuso que el programa de celebraciones se iniciara coincidiendo con el cumpleaños del Reino, y que se prolongara al menos hasta el mes de septiembre de 2015. 


De acuerdo con ese criterio, una veintena de las más de setenta entidades que colaboran en la Plataforma, decidieron que su primera actividad se celebrara a mediados de julio, y que consistiera en una Marcha popular para acercar los hechos históricos y culturales que se conmemoran a todos los almerienses. La idea de que eso se hiciera mediante la recreación de algunos aspectos de la capital del Reino del siglo XI, fue tomando forma en el grupo de trabajo que se constituyó con este fin. Durante cuatro meses esas veinte entidades se han reunido semanalmente, decidiendo los detalles y distribuyendo encargos.




Por fin se convocó a todos los almerienses a que el sábado 19 de julio participaran en una recreación de la sociedad y la economía del Reino mediante un zoco instalado en la Plaza Vieja, en una recreación de la cultura y del saber del Reino mediante una madrasa instalada en la plaza de San Juan, en terrenos que ocupaba la mezquita aljama del siglo XI, y en una recreación del poder del Reino en un alcázar instalado en la explanada de acceso a nuestra Alcazaba. 


El recorrido entre estos tres ámbitos se estableció a lo largo del trazado de la muralla que cerraba la Medina por Levante y por el Sur, destacando seis de las puertas que se abrían en ella para comunicar el núcleo central de la ciudad con el arrabal de la Musalla y con el Puerto. En cada una de esas puertas se situó uno de los seis reyes que tuvo Almería, tres de la dinastía Amiri y los otros tres de la Sumadih. Se pudieron conocer también algunos elementos que se conservan de la época, como los aljibes, los restos de muralla del Centro de Interpretación Puerta de Almería y del centro de mayores Chafarinas, o el mihrab de la mezquita mayor.




A pesar de algunos detalles que se pueden mejorar en futuras ediciones, la marcha cumplió su objetivo de acercar el conocimiento de la época a los almerienses. Cuando un trabajo se hace en equipo es injusto destacar la labor de nadie, porque todo lo que se hace pasa a ser responsabilidad colectiva. Sí que hay que resaltar sin embargo la participación de dos grupos que no pertenecen a la plataforma, pero que quisieron contribuir a la brillantez del acto: el grupo de danza Zuhara, que nos deleitó con dos interpretaciones en el Alcázar, y la agrupación de Moros y Cristianos de Senés, algunos de cuyos guerreros armados vinieron a la capital para escoltar a los seis reyes. También hay que destacar la respuesta de los ciudadanos, que fueron los verdaderos protagonistas.





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