Lentisco regresa a Los Vélez

Vuelve como un Alonso Quijano, igual de galgo flaco que salió, pero con más plata en el pelo

José Domingo Lentisco Puche, en un retrato del Museo Ibáñez.
José Domingo Lentisco Puche, en un retrato del Museo Ibáñez.
Manuel León
21:20 • 17 ene. 2024

Lentisco se jubila. Sí, el Lentisco de siempre, ese velezano con porte de Alonso Quijano, impulsor como el manchego de causas tan románticas como a veces imposibles, ha hecho el petate, después de vender sus libros, y ha vuelto a su patria. Tras recorrer infinitas veredas culturales, tras despiojar libros y nutrir anaqueles, tras polemizar con medio mundo, Lentisco, el Lentisco de todos nosotros, vuelve a su Vélez; vuelve igual de galgo flaco que cuando llegó, pero con más plata en el pelo; vuelve para refugiarse en una chimenea de Vélez Blanco -en el Castillo no, porque no lo dejan- y a dialogar con Palanques, con Fajardo, con Aroca en estas noches oscuras del invierno; vuelve a su casa, Lentisco, el gran Lentisco, aunque pocos le reconozcan grandeza (ya se la reconocerán), aunque, en realidad, nunca se fue del todo, desde que llegó en el Alsina a principios de los 80 a trabajar como bibliotecario en la Diputación; vuelve ahora a la vera del Mahimón a vigilar de cerca el Museo Miguel Guirao, a seguir pidiendo artículos a diestro y siniestro para su revista Velezana, esa que ungió con aceite de Chirivel hace más de 40 años.



Se ha ido de Almería Lentisco, sin hacer ruido, igual de pobre que vino, tras abandonar su reino particular de la plaza Careaga. Atrás deja un bagaje cultural humilde pero notable, a través del Instituto de Estudios Almerienses, como coordinador de libros de pueblos pequeños sin ningún ajuar, del Diccionario Biográfico, como asesor editorial. Ha sido como la púa de un abanico, un cultureta más dado a hacer piña que a vanagloriarse de su propia creación, en un ambiente como el de los libros, donde no hay más egos porque ya no caben. Ojalá hubiese muchos más Lenticos en los meandros culturales de la provincia, muchos más Grimas, Boleas, Valerianos, Andrés Pérez, Andrés Molina, muchos más Alejandros Buendía, muchos más Sánchez Picones y Rafaeles Quirosa -entre otros cuantos- capaces de aglutinar esfuerzos, de divulgar el alma de Almería. Porque lo que no se conoce, no se ama.










Temas relacionados

para ti

en destaque