El primer nómada digital que pisó Almería

Vera es la ciudad que con más astucia está aprovechando el fenómeno del teletrabajo

El célebre traductor Miguel Martínez-Lage falleció mientras escribía en Garrucha en 2011.
El célebre traductor Miguel Martínez-Lage falleció mientras escribía en Garrucha en 2011.
Manuel León
20:20 • 06 dic. 2023

Miguel Martínez-Lage era uno de los mejores traductores de España hasta que un infarto se lo levó por delante. Hace de eso 12 años y ocurrió en su apartamento de Garrucha mientras escribía en su blog Días Impares. Este pamplonés, que dedicó su vida a descifrar textos de Samuel Johnson, Faulkner o Coetzee, fue Premio Nacional de Traducción y uno de los primeros nómadas digitales del Levante almeriense, cuando el wifi se estaba asentando. Fue Martínez-Lage un abanderado de lo que ha ido viniendo después, aún no con suficiente intensidad: gente dispuesta  a trabajar cambiando el asfalto madrileño por la playa, por la brisa marina, por el silencio de la noche, dejando atrás la oficina, el café de máquina y el sudoku del aparcamiento. El traductor navarro quiso ser pionero en todo eso, cuando aún no había suficientes gigas para soportar las transferencias de pdfs, cuando ya era una celebridad en lo suyo, cuando lo que más le satisfacía era ir a comprar manzanas y peras al mercadillo dominical de Villaricos. Porque el Levante no es una comarca, aunque la rotulen así; el Levante es un pueblo grande con la calle Vera, la calle Garrucha o la calle Mojácar. El Levante, como otros puntos de la provincia, como lo está haciendo Alicante, Canarias o Bali, tiene por delante una oportunidad de  desarrollo económico con la fragua de nuevos nómadas digitales, a la espera de que el cambio climático no estropee esta tendencia que tanto puede beneficiar a Almería.



Y si hay un municipio que ha entendido con astucia lo que significar esta pingüe querencia de los urbanitas es la antigua Bayra: ‘Bienvenidos a Vera, ciudad del teletrabajo’, reza su nuevo eslogan. El Ayuntamiento presta asistencia especializada para este tipo de visitante a caballo entre el currante tecnológico y el turista de invierno. Además, ha alentado un club de trabajo en una casa palaciega.  Vera puede ser un santuario- ya lo está siendo, ha crecido en 700 habitantes- para los nómadas digitales que vienen y será más evidente cuando se abra una parada AVE a cinco minutos de la arena de la playa. 









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