Jabalíes y lobos

La desaparición de los lobos de nuestros montes ha generado el crecimiento de otras especies

Moisés S. Palmero Aranda
00:02 • 02 ago. 2023

Varias noticias de los últimos días me empujan a reflexionar desde lo local a lo global, uno de los principios básicos de la educación ambiental, y del sentido común.



La primera es la queja del pueblo de Cabo de Gata por la presencia de una piara de jabalíes, que se acercan a comer a los contenedores donde, unas veces por miedo, otras porque los quieren alimentar en un gesto protector y bienintencionado, les tiran o dejan las bolsas a su alrededor. Los vecinos denuncian la situación, y alertan con carteles a los turistas, de que no dejen la basura en el suelo, porque aunque sea un bonito espectáculo, no dejan de ser animales salvajes, y ponen en peligro a la ciudadanía, y a los propios jabalíes, a los que están domesticando y haciéndoles perder su instinto natural. Aunque no lo parezca, esta situación está relacionada con los datos del último informe, del 2020 y que ha trascendido ahora, del Programa de Actuaciones para la Conservación del Lobo Ibérico en Andalucía, donde lo han declarado definitivamente extinto, después de diez años sin constatar su presencia en nuestras sierras. Lo paradójico es que, en todo este tiempo, no ha sido incluido en el catálogo de especies amenazadas, cuando su situación ha sido más crítica que la del Lince Ibérico. La razón de tal despropósito, es el miedo generalizado, la presión de ganaderos, cazadores y vecinos, y el poco interés por parte de la administración autonómica por recuperarlo.



La desaparición del gran depredador de nuestros montes, en la cúspide de la cadena trófica, ha generado el crecimiento desmesurado de otras especies como el jabalí y la cabra montés, convirtiéndolas en una plaga que ha desequilibrado los ecosistemas en su búsqueda de alimento, y encontrándolas en zonas poco habituales. Solo la vuelta del lobo a las sierras, puede solucionar el problema, pero para eso hay que dejar los prejuicios, los miedos ancestrales a un lado y confiar en la ciencia, en la ecología, para una adecuada gestión de los ecosistemas. Confiar la solución a los escopeteros es un parche.








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