Kant, ética y Ana García Obregón

Para Kant, la moral es un producto de nuestra razón

Javier Adolfo Iglesias
09:00 • 06 abr. 2023

Ha llegado Ana García Obregón con su hija nieta y ha convertido este país en un enorme comité de bioética, obligando a sus vociferantes ciudadanos a hacer lo que no suelen: debatir y escuchar algo distinto a lo que cada uno piensa. El fenómeno ha coincidido y ensalzado la irrelevancia de la ministra Belarra, que andaba clasificando tipos de familia y cuando Pedro Sánchez ha fertilizado, gestado y parido en el laboratorio una nueva criatura subrogada de la izquierda.






La ética es el área más complicada de la Filosofía y ahora la inicio para mis bachilleres. No habría ética si la moral fuera única y no cambiara, si siguiéramos lo estimado bueno y malo por nuestros padres, o la moral de un supuesto dios o la que dicta la izquierda o derecha del cielo platónico. Kant aceptó el reto de Hume, quien rechazó que hubiera valores en la realidad natural, pero ello no implica que no sean imprescindibles para el mundo humano, el único que habitamos tras crearlo. Para el genio de Königsberg, la moral es producto de nuestra razón, como es el derecho, y necesitamos ambos para no vivir como el resto de animales.






Este despertar español a la ética es solo un triste y rentable espejismo. La moral, la moralina, la condena puritana y la intolerancia dogmática llevan reinando años. Todo el mundo tiene un juicio moral ‘express’ de todo en el tiempo en el que el amoral Chat GPT te compone un reggaetón. Sin embargo, la ética ha estado totalmente ausente del espacio público al abordar la eutanasia, la igualdad, el aborto, las leyes de la Montero o el apoyo a Ucrania. Ojalá Ana Sandra, la hija post-portem de Aless, llegue, no con un pan bajo el brazo sino con toda una panificadora ética para el país que la verá crecer.






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