Hermanos de todos en el Azcona

Al Azcona en los 70 acudieron largas sagas de hermanos como sacadas de ‘La Gran Familia‘

Javier Adolfo Iglesias
09:00 • 30 mar. 2023

En pocos meses volveré al Azcona como un elefante moribundo en su último viaje. Allí di mis primeros pasos, jugué con otros elefantitos unidos por las trompas, con los que chapoteábamos felices en los charcos de la vida. El Azcona era en los años 70 mucho más que un colegio en la frontera de la ciudad. Allí fuimos cientos de niños como sacados de ‘La Gran Familia’, camadas enteras llegadas de todos los rincones a una jungla insospechada de cañizos al borde de la ciudad, cuando acababa el asfalto y comenzaba la misteriosa vega.



Las sagas familiares de siete, seis o cinco miembros eran habituales: los Zea, los Lara, los Vargas, los Casinello, los Fernández...nos distribuíamos en sus muchos patios, con su orden y jerarquías, escolares y de vida. Y luego estaba el tiempo de comedor, tres horas extras de sol, tierra y espera. Ahí se formó una pandilla de niños viejunos perdedores, desheredados de las crueles leyes del paredón previo a cualquier partido de fútbol. Hoy nos llamarían ‘nerds’, carne de ‘bullying’ unidos por la imaginación, el humor y la conversación. También por los hermanos.  



Cada uno tenía el suyo pequeño: Jesús a José Antonio, Paco a Justo, yo a Roberto y Diego a Miguel Angel. Como en la novela de Dumas, el hermano de uno era el de todos. Los cuidábamos como una gran familia, les dábamos una salchicha o una croqueta extras si nos tocaba servirles. Por eso, Diego, igual que canté contigo ‘Hey Jude’, lloro contigo ahora porque se ha ido uno de nuestros elefantitos, el más sonriente y bonachón, con el mismo pelo Beatles que llevábamos. Y en el dolor me alivia creer que todos nos reuniremos con Miguel en el Azcona, ese lugar eterno que llevamos dentro y nos une para siempre como los hermanos.








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