El aperitivo de Pepe Alemán en el Parrilla Pasaje

En la Operación Poniente existe la dictadura del tiempo, la que denunció Larra hace 190 años

José Alemán, procesado de la Operación Poniente, en una imagen de archivo.
José Alemán, procesado de la Operación Poniente, en una imagen de archivo.
Manuel León
22:11 • 07 dic. 2022

Hace apenas unos días se podía ver a Pepe Alemán y a su esposa Isabel Carrasco desafiando el frío del mediodía en la terraza del Parrilla Pasaje. Estaba el que fuera interventor murgitano repanchigado en la silla, con una bufanda al cuello y pinchando unas aceitunas; estaba uno de los presuntos cerebros de la Operación Poniente tranquilo, mirando hacia la carretera, como el que está en un andén esperando el tren. Y a uno, viéndolo de esa guisa, se le ocurrió pensar si hay derecho a que un hombre, por muy ladrón que haya sido, esté a la espera de destino (calle o Acebuche) desde hace 13 años; si es de justicia que lleve con la vida hipotecada hace más de una década, desde aquella mañana de autos de 2009. Alemán cometió supuestamente unos delitos sonrojantes y las pruebas han sido descritas con luz y taquígrafos: bacanales en el Ritz,  máquinas de contar dinero, billetes envasados al vacío debajo del colchón, todo con dinero público dentro de una trama  deleznable.



Pero su presunta culpabilidad no tiene por qué hacerle reo de otra culpabilidad que sale gratis, que no paga fielato: la de los administradores de la justicia. Cualquier togado que me esté leyendo podrá exclamar “qué analfabeto el escribidor éste”. Pero hay cosas que son de sentido común, o no son. Ni el más abyecto de los criminales tiene que soportar una espera de sentencia de 13 años, que es como una ‘condena bis’ en libertad controlada.



La justicia, así, nunca puede ser justa. Apunten duraciones : Caso Gürtel (9 años); Caso ERE (8 años); Malaya (4 años), Colza (8 años). La Operación Poniente ha pulverizado todos los récords de duración de un caso judicial, desde las detenciones a la sentencia. Y no parece que haya peaje para los responsable de esta moratoria ad kalendas graecas . El Algarrobico suma 19 años de maraña judicial para decidir si se tira;  Palomares 54 años de espera sin solución; para obtener una Declaración de Impacto Ambiental pasan 30 meses.  El tiempo es relativo (e:mc2) dirá alguno. En esta Almería nuestra hay una dictadura invisible, de la que no se habla: la dictadura del tiempo, la dictadura que denunció Larra hace dos siglos.








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