125 años con la estación del tren

Pedro Mena Enciso
00:38 • 27 oct. 2020 / actualizado a las 07:00 • 27 oct. 2020

Joya de la arquitectura del hierro y del cristal, nuestra histórica y bella estación del ferrocarril forma ya parte indisoluble del Patrimonio Histórico-Artístico. Cuando explico en mis clases de Historia cuestiones relacionadas con el transporte ferroviario en España, siempre terminamos en Almería, una de las últimas ciudades del país (junto a Soria y Teruel) en contemplar la llegada del ferrocarril y gracias a intereses ligados a la industria minera. Pues bien, este año 2020 se cumplen 125 años y desde Amigos del Ferrocarril de Almería (ASAFAL) se habían diseñado una serie de proyectos conmemorativos que, de momento, no son viables por la situación pandémica que soportamos.


Como tanto la Concejala de Presidencia como el Alcalde de Almería habían acogido muy bien la planificación presentada por la directiva de ASAFAL (y suponemos que Diputación y Junta prestarían también su apoyo) se podría ya poner en marcha una serie de actuaciones desde diversos ámbitos para, con ayuda virtual, intentar que no decaiga el entusiasmo de los que queremos conservar y difundir nuestro Patrimonio a través del edificio más bonito de la ciudad. Nos vamos a la Memoria Histórica almeriense para descubrir con ASAFAL que el 25 de julio de 1895 se celebró el acto solemne de inauguración del ferrocarril de Linares a Almería desde la capital almeriense hasta Guadix  y, al mismo tiempo, se puso cobró vida y sentido la espléndida Estación. Como afirma, Jesús Martínez Capel, presidente de ASAFAL: “ Una de las escasísimas realidades ferroviarias que podemos ver los que vivimos en Almería es la rehabilitación del edifico histórico de la estación capitalina, un hecho palpable que le devolverá todo su esplendor pasado dentro de unos meses”. 


Es verdad que la Estación estaba ya finalizada en 1893 pero sólo se utilizó a partir de la inauguración oficial del tramo Almería-Guadix, el 25 de Julio de 1895. Comentar también que la fachada principal responde a un modelo de pabellón de tres cuerpos, destacando el central, construido a base de hierro y cristal. El Arquitecto responsable fue Laurent Fargue, de la Escuela de Eiffel. Me asombra ese perfecto juego a base de unir el hierro con el cristal así como la cerámica policromada y la vegetación como adorno que recuerda la senda del modernismo. Extraordinario el reloj que figura en el rosetón central e incluso los murales de Luis Cañadas. 



Desde el punto de vista artístico,  no la podemos encuadrar en un estilo determinado por lo que hablaríamos de eclecticismo. Cerrada y prácticamente abandonada desde el año 2000, es ya hora de su puesta en valor una vez finalizadas las obras de rehabilitación. 






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