Rostros desencajados

Antonio Hermosa
00:20 • 14 sept. 2019

La Depresión Aisladas en Niveles Altos, Dana, conocida popularmente como gota fría, ha tenido que aparecer sobre los cielos de Almería para rebajar la expectación y minimizar el despliegue informativo montado en torno a la vista oral que juzga a Ana Julia Quezada como autora de la muerte del pequeño Gabriel Cruz Ramírez.


En la quinta sesión del juicio, celebrada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial almeriense, se han sentado, en esta ocasión, en el puesto reservado a los testigos, nueve miembros de la Guardia Civil, siete hombres y dos mujeres –el mismo número de personas, y del mismo género, que los integrantes del jurado-, entre los que estaba el coronel jefe de la Comandancia de Almería.


Los declarantes han vuelto a expresar, con categórica claridad, los argumentos y las pruebas recabadas para justificar la gravedad de la acción llevada a cabo por la acusada. El coronel Arturo Prieto ha relatado el esfuerzo humano y material que se desplegó durante la docena de días que duró la búsqueda. Ha cuantificado el alto coste económico que supuso: más de 200.000 euros. Ha recordado que llegaron a Almería, para reforzar a la Policía Judicial de la Guardia Civil, algunos de los investigadores más prestigiosos de la Unidad de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa de este cuerpo.



Ante las preguntas formuladas por la Fiscalía y la acusación particular, han presentado un gran número de pruebas para demostrar la intencionalidad de la acusada en acabar con la vida del niño. La defensa, como establecen los principios legales, ha vuelto a hacer su función, para intentar desmontar estas afirmaciones y rebajar la petición de la pena.


Un día más, todos los presentes en la sala de vistas, desde la presidenta, la magistrada de la Sección Segunda, Alejandra Dodero, la fiscal Elena Fernández, los abogados de la acusación particular, los hermanos Francisco y Miguel Ángel Torres, y sus homólogos de la defensa, Beatriz Gázquez y Esteban Hernández Thiel, han tenido que torcer el gesto o la mirada ante la descripción de cómo se desarrollaron los hechos que llevaron a la muerte de Gabriel.



El jurado popular y los dos jurados suplentes, todos ciudadanos de mediana edad, también han vuelto a reflejar en sus caras la sorpresa y desagrado por el relato de los acontecimientos.


El lunes se reanudará la vista con la declaración a puerta cerrada de los forenses que intervinieron en este caso. Es muy macabro el relato que deben contar para hacer partícipe a la opinión pública.





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