¡Todos al suelo, en Almería manda la Junta de Andalucía!

Juan Torrijos
07:00 • 11 ago. 2018

Hace unos cuarenta años nos dijeron que la nueva política era descentralizar el poder, acercar éste a los ciudadanos, crear poderes más cercanos a los problemas de los hombres y mujeres. Y así nacieron las comunidades autónomas. España se descentralizaba, Madrid dejaba de ser la todopoderosa que pisaba derechos y otros centros asumían parte de sus responsabilidades políticas. No sonó mal, para qué vamos a decir lo contrario. Han pasado los años y vemos que del pisotón-centralismo madrileño hemos pasado al sevillano, del señorito que viajaba a Madrid al que viaja ahora a Sevilla, del político que sentaba sus reales en el Manzanares al que lo hace ahora en el Guadalquivir. ¿Y qué ha pasado con los ayuntamientos y con los ciudadanos que en ellos viven, ellos no tienen derecho a ser responsables de sus actos, de tener su parcela de poder, ellos no son merecedores de ser descentralizados de la bota sevillana? Parece que no. Los almerienses no debemos ser mayores de edad, no debemos tener capacidad para decidir por nosotros mismos, tiene que venir la Junta desde Sevilla a decirnos lo que tenemos que hacer y no hacer con nuestras vidas, haciendas y ornamentos. El consejero de cultura les dice a los almerienses (en sede parlamentaria sevillana) que no tenemos derecho a decir dónde queremos ubicar el monumento a los coloraos, y que si se traslada algún día se hará al lugar donde decidan ellos, que parece son los únicos capaces de dirigir política, cultural y decorativamente esta ciudad. El de medio ambiente no cede la playa para un concierto en la capital, ¿la playa? Sí, la playa, también en la arenas de las playas parece que mandan los señores de la Junta. O por lo menos de ello ejercen. Está visto que la descentralización política es para los listos, los espabilaos, los almerienses necesitan políticos que los dirijan desde la hermosa, lejana y calurosa Sevilla y una administración jocobina y seria como la Junta que nos imponga la bota de su centralismo político cuando le parezca oportuno. Y si hace falta una ley para ello se aprueba. Salimos de oso y del madroño y ya ven donde nos encontramos, ante unos señores que siguen pensando que los almerienses somos unos ciudadanos a los que todavía hay que llevar de la mano, que no sabemos viajar solos. ¡Que nos dejen en paz de una vez!






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