Cosecha de desgana y basura

José Fernández
00:30 • 26 jun. 2018

Como los esfuerzos inútiles -ya lo escribió Ortega- nos conducen a la melancolía, no quiero malgastar parte de su tiempo y del mío volviendo a la comparación entre el Día del Pendón y la Noche de San Juan como fiestas locales, y reiterando el sonoro fracaso del relato fundacional de nuestra vieja ciudad frente a la ceremonial multitud reunida en la playa en torno al chorizo parrillero. Quizás si en paralelo a la recuperación democrática de los ayuntamientos se hubiera venido haciendo pedagogía municipal sobre nuestra historia, tal vez la celebración del Día del Pendón en Almería dejaría de tener ese tono de solemne clandestinidad para parecerse al multitudinario Día de la Toma en Granada. Pero ya me estoy poniendo melancólico y no he venido a eso. Lo que quiero decir es que un año más se ha comprobado la absoluta desvinculación de muchos asistentes con las normas básicas de urbanidad. El amanecer de San Juan volvió a dejar sobre las playas del Zapillo una descomunal cosecha de desgana y basura, que volvió a necesitar de un amplio y costoso dispositivo de limpieza por parte del Ayuntamiento para que a media mañana las playas volvieran a estar limpias. Piénsenlo: los almerienses celebramos nuestra fiesta local más querida dejando nuestras playas hechas un asco. Y eso sí que es una tradición. Es decir, que no sólo despreciamos nuestro pasado por lejano, sino que tampoco somos capaces de asumir el gesto básico de futuro que supone recoger nuestros propios desperdicios. La foto del amanecer en San Juan daba pie a todo menos al optimismo. Los seguidores de Senegal y Japón que vieron el partido entre sus selecciones, limpiaron la grada antes de salir del estadio. “No está en nuestra cultura dejar los sitios peor que los encontramos”, dijeron. Me pregunto qué estará en la cultura de los almerienses que la otra noche dejaron sus playas hecha un catálogo de miserias.






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