Una justicia inquietante

La primavera ha alterado la sangre de la Justicia. Las puertas de las cárceles son un photocall. Los jueces no pueden ser populares, sino legales. En EE.UU. un juicio dura seis meses; en Es

Fausto Romero-Miura Giménez
01:00 • 30 abr. 2017

Se diría que la primavera ha alterado la sangre de la Administración de Justicia.
Cuando las puertas de las cárceles son una especie de photocall -pese a que la ley impone que se actúe en la forma que menos perjudique al detenido- y el secreto de sumario una burla, es para inquietarse por la salud de la Justicia. Y de la sociedad, claro.
Y más aún cuando los rebrotados jueces estrella hacen declaraciones que no entiendo y, si las entiendo, no comparto ni disculpo.
Eloy Velasco –juez y ex político del PP- ha dicho: “Los jueces tenemos que interpretar la ley conforme al pueblo... Somos gente del pueblo y el pueblo no perdona apropiaciones económicas o desfalcos como los perdonábamos antes...” 
¡El mundo al revés! Montesquieu decía: “La Ley es un juez mudo, y el Juez una Ley que habla”
El pueblo sólo puede intervenir en la Administración de justicia mediante la acción popular y el Jurado cuando procede. Y sólo sobre la existencia de los hechos y la  autoría. Ahí acaba su función.
Y, para colmo, anunció que se va, que deja la instrucción a medias, porque quiere estar cómodo: “Ya tengo mis años, y estar siempre de guardia... En este trabajo te llaman a las dos de la mañana”. 
Eso, a mi juicio, es falta de profesionalidad: ¿se imagina a un cirujano que deja a medias una operación? Y, ahora, llegará otro Juez y empezará todo de nuevo y, mientras, la cárcel VIP seguirá atestada.
Le sugiero que lea sus Autos de prisión provisional: revelan que actúa por pulsiones, son una colección deslavazada de conjeturas. Y hemos llegado al súmmum, a un Juez y a la Guardia civil en plan 007, colocando, de madrugada, micrófonos en los despachos de un ciudadano en vista de que por teléfono –pinchado, claro- dejó de decir cosas interesantes. 
En 1546, Carlos V le dijo a San Francisco de Borja, cuando marchaba a Roma a estar con San Ignacio de Loyola: “Nadie está seguro en esta vida. Nadie merece estar seguro.” 
¡Diablos, el Emperador profeta! ¡Quién iba a decir que cinco siglos después retrataría la situación española! Pero la Constitución lo contradice: garantiza la seguridad. ¿Qué sucede para que no se acate, para haber transmutado la presunción de inocencia en presunción de choriceo? 
España no es un país corrupto. El PP no es un Partido corrupto. El PSOE no es un partido corrupto. En España hay corruptos. En el PP hay  corruptos. En el PSOE hay corruptos. No es lo mismo, en absoluto. ¡Defendamos la dignidad del país y de las  instituciones! 
Se diría que una epidemia de prisión provisional y de delito de pertenencia a organización criminal -¡hasta al Director de “La Razón” se le investigó por ello, y fue exculpado a los cinco días!- ha afectado a los temibles jueces estrella, en una especie de reedición española de la “Tangentopoli” italiana de hace 25 años, fallida, pues propició la irrupción de Berlusconi.
La prisión provisional es, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal (artículo 503), la última de las medidas a adoptar “cuando no existan otras menos gravosas para el derecho a la libertad” y sólo en el caso de que haya riesgo de fuga, de ocultación o destrucción de pruebas y, si se cumplen esos requisitos, evitar que cometa otros hechos delictivos, pero siempre, por el “tiempo imprescindible” 
Llevo más de cuarenta años en el hermosísimo oficio de la Abogacía. Jamás había visto esta fiebre. Y me alarma, por ejemplo, comprobar que Francisco Granados cumple prisión provisional desde el 27 de octubre de 2014, sin visos de que su juicio vaya a celebrarse pronto, por lo que podría pasar en prisión provisional más tiempo del que pudiese durar su hipotética condena. ¡Y hablamos de una medida cautelar, precautoria!
Y pongo otro ejemplo para comparar. Bernard Madoff, que estafó 65.000 millones de dólares en Nueva York, fue detenido el 11 de diciembre de 2008, en arresto domiciliario, y condenado el 29 de junio de 2009. ¡Seis meses y medio!
En España, por el contrario, las instrucciones se eternizan. Por poner otro ejemplo: en Almería, en la “Operación Poniente” se acordaron las prisiones provisionales el 22 de octubre de 2009 y no hay indicio alguno de que se celebre el juicio en un plazo previsible.
Pero no sólo Velasco es temible: De la Mata ha enviado a prisión a Jordi Pujol… ¡a los cinco años del inicio de la causa! ¿Para qué ya? También es ilustrativo su Auto.
Y tendríamos que hablar del pollo que hay liado en Fiscalía...
¡Pobre Justicia! ¿Lo más triste? Que ya en 1856, Nogués Secalla escribió: “Los tribunales eran, a las veces, como aquellos paises encantados en que los objetos se alejaban más, cuanto más hacia ellos se caminaba”
¿Hemos mejorado?


La moción de censura Podemos ha anunciado su intención de presentar una moción de censura contra el Gobierno. Mientras no pase del anuncio merecerá todas las descalificaciones que ha cosechado. Si la formaliza –aún para perderla- puede no ser una idiotez tan grande y sí un vacuna contra la previsible disolución de las Cortes –la Constitución la prohíbe durante su tramitación- si el Gobierno no saca adelante los Presupuestos y sigue el fuego graneado a costa de la corrupción.
Pero ¿por qué, alguna vez, no hace algo serio?


Jesús de Bustos Tovar Hace días, en el Coimbra, fui feliz: encontré, por sorpresa, a Jesús Bustos, un hombre que influyó mucho en mi vida: fue Profesor mío de Literatura en Preuniversitario y me contagió la que hoy es mi gran afición/pasión: la lectura.
Nuestros caminos se separaron entonces, pero en mí el afecto fue creciendo impulsado por el agradecimiento:  cada vez que leo –es decir, que soy feliz- lo recuerdo.
Se jubiló, ya, como Catedrático de la Universidad Complutense, pero no de producir júbilo a quienes le queremos.




Venezuela se desangra Y los independentistas catalanes han ido a rendir pleitesía a Maduro y a fotografiarse con él y la bandera estrellada. Y Podemos, IU y ERC  no votan a favor de la liberación de los presos políticos venezolanos. 
Parece que es el principio del fin: cuando corre la sangre de inocentes que luchan por la libertad, el tirano está en las últimas: el pueblo unido siempre gana. Dice Benedetti: “sólo hay una grieta / decididamente profunda / y es la que media entre la maravilla del hombre / y los desmaravilladores”


 






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