¡Por fin una buena noticia sobre el agua para nuestros campos!

Juan Torrijos
22:33 • 23 oct. 2016

Trece hectómetros cúbicos de agua llegarán a los secos campos de lechugas del Almanzora almeriense, dicen desde el gobierno. ¡Bien! Un pequeño triunfo de una mesa del agua sin políticos. ¡Sin políticos! Pero eso, sólo  un pequeño triunfo pues la necesidad de agua de esa área de Almería está tasada en veinticinco hectómetros, aún nos faltan doce para cubrir todas las necesidades hídricas. Eso sin contar la zona de Los Vélez, donde sus regantes organizan una manifestación para el próximo día treinta de octubre en defensa del agua. Según ellos el elemental liquido se lo llevan las lechugas. ¿Vamos a liar ahora las guerras de las lechugas en nuestra provincia? Espero que seamos capaces de poner paz entre nuestra gente antes de que suenen las “pistolas de agua” por el hermoso norte de nuestra tierra. Es lo único que nos faltaba en Almería, los políticos nos quitan el agua del Ebro y nosotros no peleemos en vez de darles “maculillo” a los culpables.
Lo que no puede ocurrir es que cada temporada las lechugas del levante almeriense vivan con la misma incertidumbre ante los riegos, con el consiguiente enfado  y contratiempo entre los regantes. Dirán que soy un pesado, y es posible que lo sea, pero justo ese trozo de Almería iba a recibir cien hectómetros cúbicos del Plan Hidrológico Nacional. Recuerdo las críticas al mismo por entender que los cien se quedaban cortos ante las necesidades de la provincia. Recogidas en la prensa de aquellos años están. Y fueron los mismos que después derogaron el plan. Doce años después pelean, luchan los regantes por conseguir veinticinco y desde el gobierno mandan trece, y esos trece hectómetros hacen respirar a cientos de agricultores que verán crecer a sus lechugas, a miles de trabajadores y sus familias que tendrán unos meses más de trabajo. ¿Se imaginan si tuvieran la tranquilidad de aquellos cien hectómetros llegando a sus campos, regando lechugas, dando trabajo? En años de sequía como el que padecemos es cuando uno se acuerda de aquellos políticos, “bobo solemne” le llamó algún compañero de partido, que no tuvo otra ocurrencia que derogar un plan que lo único que quería era repartir el agua por los campos de España.
Mientras no se tenga una solución definitiva cada campaña será una odisea para los regantes y sus lechugas, los trabajadores y sus familias.


 







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