25 años esperando un conservatorio digno

Recuerdo, hace ya más de dos décadas, cuando iba a recoger a mi hija al llamado Real Conservatorio, cómo padres, profesores y alumnos se quejaban una y otr

Pedro Mena Enciso
01:00 • 27 sept. 2016

Recuerdo, hace ya más de dos décadas, cuando iba a recoger a mi hija al llamado Real Conservatorio, cómo padres, profesores y alumnos se quejaban una y otra vez de las lamentables condiciones en que se desarrollaban las sesiones tanto de baile como de música. Pues bien, han pasado ya todos esos años e incluso hemos cambiado de siglo para que  la vida siga  igual. La Junta de Andalucía, como en otros tantos asuntos cuando se trata de hacer algo por Almería no tiene ninguna prisa (sirvan como  ejemplos tanto el eterno  Hospital Materno Infantil del que hace años se puso la primera piedra y seguimos esperando o más recientemente la cuestión del eje turístico andaluz del que Almería ha quedado marginada). En aquellos años los alumnos del Conservatorio daban sus clases en el Instituto anexo y las chicas de flamenco zapateaban encima de los pianistas o violinistas así como trompetistas se mezclaban con los demás. El espacio brillaba por su ausencia y las condiciones eran vergonzosas. Para el curso 2016-2017 no parece que nada vaya a cambiar: sigue sin construirse el Conservatorio de Danza pues, según la Junta, hay otras prioridades. Peregrina argumentación que nos indica el interés por la sensibilidad artística y cultural y, sobre todo, lo poco que importa la educación de esta artes tan apreciadas en países civilizados e incluso menos civilizados. Parece increíble el embrutecimiento al que estamos llegando: ¿Cómo es posible que ni la música ni la danza se consideren suficientemente importantes como para poder ofrecerlas como enseñanzas públicas con un mínimo de dignidad? ¿Es que educar a la persona por dentro no es importante? ¿Es que Música y Danza no aportan valores y virtudes imprescindibles para el ser humano?  ¡Qué pena! porque si los niños, sin discriminación económica y de forma natural, como ocurre en otros países e incluso ciudades de España, frecuentaran los conservatorios de música y danza, nuestra forma de vivir cambiaría radicalmente ya que conjugaríamos mejor el verbo ser que el verbo tener. Tienen razón las alumnas de danza cuando dicen que son bailarinas y no sardinas y, lo que es peor, queridas chicas, os han vuelto a engañar, igual que hicieron en el Siglo XX, porque los terrenos que desde 2010 estaban destinados a construiros un Conservatorio decente siguen ahí. Hoy, la falta de espacio hace imposible dar clase con normalidad. Tienen que salir los alumnos al pasillo y quienes estudian música se reparten entre el IES Alborán y otros centros educativos. Desde Almería en el Tiempo, yo también exijo instalaciones dignas para  Música y Danza.


 







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