La Orquesta Ciudad de Almería hace trascender la música tras la muerte

Un bellísimo concierto que comenzó con el violín de Michael Thomas y acabó en un nuevo éxito

La OCAL conmovió con su acertado programa.
La OCAL conmovió con su acertado programa. La Voz
Jacinto Castillo
21:49 • 22 oct. 2023

La Orquesta Ciudad de Almería llenó ayer el Teatro Apolo en un concierto matinal titulado ‘Hay música después de la muerte’ que recaudó fondos de la taquilla para los afectados por el terremoto que padeció Marruecos recientemente, a través de Cruz Roja.



El violín del director, Michael Thomas, abrió en solitario con ‘Sarabanda de la Partita de Bach’, una obra que ejerció de sugerente predisposición para un programa que recogió distintas maneras de contemplar no solo la muerte, sino, sobre todo, los sentimientos de quienes sufren una pérdida irreparable. En este caso, el autor dedica esta partitura a la muerte de su esposa Bárbara.



Gracias a las explicaciones ofrecidas por Antonio Herrador, secretario del Conservatorio Profesional de Música de Lucena, las diferentes obras interpretadas fueron adquiriendo un profundo significado, no solo en lo estrictamente musical, sino también en diferentes aspectos que la muerte deja detrás de sí, siempre envueltas en delicados apuntes poéticos.



La segunda pieza interpretada fue ‘Crisantemia’ de Giacomo Puccini, en versión para orquesta de cuerda, una obra que su autor compuso a raíz de la muerte de Amadeo de Saboya, que fuera rey de España entre 1871 y 1873. La profusa belleza de las composiciones de Puccini pareció convertirse en un lienzo en el que pintar la tristeza con los más delicados trazos.



En espacio central del programa fue para Dmitri Shostakovich y su 'Sinfonía de Cámara Op110', una obra que el insigne compositor ruso concibió pensando en su propia muerte, como una especie de réquiem para sí mismo y, quizás también, una profunda reflexión sobre el tránsito desde la vida a la muerte. 



Las dos obras finales enriquecieron el panorama emocional del concierto con el talento creativo Maurice Ravel. Primero, con la célebre ‘Pavana para una infanta difunta’, despidiendo el programa la obra ‘Le tombeau de Couperin’.



Michael Thomas debió salir varias veces al escenario para corresponder a la prolongada ovación que le dedicó el público, que apreció una vez más el excelente nivel técnico y artístico de la OCAL y, seguramente, conmovido por un tema como la muerte, abordado con tantísima sensibilidad.




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