“De la memoria histórica hay que conocer las dos partes”

Miguel Guerrero presenta este jueves en Diputación su nuevo libro, ‘Los refugios del sur’

Miguel Guerrero Antequera, en la redacción de LA VOZ.
Miguel Guerrero Antequera, en la redacción de LA VOZ.
Claudia Solera Navarro
19:24 • 28 jun. 2023

Tras una larga carrera laboral, Miguel Guerrero Antequera (Dalías, 1937) decidió dedicar su jubilación a escribir. Tras la publicación de sus libros ‘Mansa Musa. Peregrino del desierto, rey de Tombuctú’ y el poemario ‘El tiempo encadenado’, ambos en Almuzara, el escritor vuelve con ‘Los refugios del sur’ (Instituto de Estudios Almerienses). Una novela que cuenta la realidad de la época anterior y posterior a la Guerra Civil, así como su desarrollo.





Motivado por un artículo que leyó en un periódico nacional, Guerrero Antequera decidió que quería plasmar las crudezas de la Guerra Civil desde todas las perspectivas, con Almería como escenario principal. Durante la entrevista, Rocío de la Rosa, su sobrina, que está presente en la charla, aseguraba que el libro desvela sucesos de la provincia que ni los propios almerienses a veces conocen. 



Este jueves se presenta en la Diputación a las 19 horas en un acto en el que estará acompañado por Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, senador por Almería.



¿Por qué decidió centrar su libro en la Guerra Civil?



En el verano de 2018 leí en prensa una entrevista con el director general de la memoria histórica, recién constituida, que decía: ‘Los crímenes de Franco hay que enseñarlos en la escuela’. Me impactó y me puse a pensar: ¿en la escuela, los niños, los crímenes de Franco, solo los crímenes de Franco? Creo que hay que enseñar todo y no a los niños, a todos.



Me leí todo lo publicado sobre la Guerra Civil en Almería, que hay verdaderas maravillas: profesores, historiadores... Encontré una temporalidad con años y lo que sucedía, pero no una explicación de cada caso. Como acababa de publicar otro libro histórico, ‘Mansa Musa’, pensé que había que hacer algo para que la persona normal, el señor de la calle, sepa lo que pasó en Almería antes, durante y después de la Guerra Civil, de un lado y de otro. Por eso entré en el tema.




¿Cómo ha sido el proceso? ¿Mucha investigación?

Precisamente. Todos los libros, artículos, tesis universitarias las he leído. Como los hechos son públicos, de ahí he sacado los hechos que cuentan la verdad de la Guerra Civil. Cuando se escribe un libro, si se hace en estilo novela, te atrae más, te engancha. Entonces la he escrito en forma de novela con protagonistas ficticios que dicen la verdad.


¿Se ha basado en historias personales o simplemente ha cogido los hechos y construido una historia?

No, no. Hechos e historias de gente de la guerra. Gente que ha pasado la guerra y lo que ha habido allí, pero que lo cuentan personajes ficticios. 


¿Cuál es el mensaje que quiere que cale en el lector?

Pues que de la memoria histórica hay que conocer las dos partes. No unívoca que es como se intenta hacer, en general. El señor neutral que esté aquí que sepa qué pasó y con quién se la juega. Tanto de un lado como de otro. 


‘Los refugios del sur’ no habla solamente sobre los Refugios de la Guerra Civil...

No. Primero dudé que título ponerle. Hay hechos, crímenes en la Guerra Civil: La Garrofa, los pozos de Tabernas, etc... Y dije: eso es crimen, muerte. Los refugios es vida, salvar vidas. Preferí la vida a la muerte. Entonces le puse ‘Los refugios del sur’, pero el libro no va sobre los refugios. Los refugios son un capítulo de los muchos de la novela. 


¿Cuál ha sido la parte más complicada de escribir?

La posguerra, puesto que no hay hechos como en la guerra donde se mató a gente. Aunque hay lógicamente víctimas, está la lista de los que fueron fusilados y por qué. Hubo un montón de presos, pero los fusilados fueron con delitos de sangre.


¿Qué ha supuesto para usted escribir este libro?

Me gusta escribir libros, ya tengo algunos. Y me ha supuesto una tranquilidad porque mucha gente va a conocer lo que pasó y que cuando lea un artículo como el de “Los crímenes de Franco hay que enseñarlos en la escuela”, pues que diga como yo: eso no es así.


Quería contar toda la verdad de la Guerra Civil.

Pero no mi verdad. Yo la he sacado de los historiadores. He cogido la historia libro por libro, tiempo por tiempo, año por año, y la he ido metiendo a través de mis personajes.


¿Ha tardado mucho?

Un año y pico en documentarme. Y sin precipitación, un año en escribirlo.


¿Por qué empezó a escribir?

Mi vida profesional ha sido siempre comercio exterior y los últimos diez años profesionales acabé residiendo en Nigeria, en el mundo del petróleo. Me jubilé cuando cumplí 70 años y miré a dónde irme y me vine a Tánger, Marruecos donde mis hijos tienen unos comercios agrícolas. Pasando por allí vi una casa y un sitio que me gustó y me quedé a residir allí. ¿Qué hacer? Pues empezar a escribir.


Escribí un libro de poemas. Escribí el libro de 'Mansa Musa' que es una historia de la persona más rica del mundo en toda la historia humana, hasta hoy. Era un emperador de Malí, pero no el de ahora. El Malí de 1600 que pillaba desde Mauritania hasta Nigeria. A pesar de ser el 1600, un periodista americano ha calculado que todavía es el hombre más rico de la historia. Me gustó y escribí esa historia y ha caído muy bien. Si buscas no hay en las papelerías. Me acaban de comunicar que se va a repetir la edición. 


¿Qué le inspira a la hora de escribir?

Miguel Guerrero Antequera: Pues no sé. Bueno, yo me leo cuatro periódicos nacionales y LA VOZ. Si te les un solo nacional, la mente va hacia ese nacional. Esto no es con el libro, esto es de siempre. Todas las mañanas mi familia me pone allí cuatro periódicos nacionales y LA VOZ.


Rocío de la Rosa: Es una mente inquieta. Entonces, una vez que te jubilas con una vida laboral plena con grandes cuentas comerciales, viajes... Para este libro ya has visto lo que ha comentado él, le bastó esa noticIa que leyó que dijo: ya está, a través de la Guerra Civil en Almería voy a contar todo la historia de la Guerra Civil. A mi me quedan 60 páginas para terminarlo de leer y estoy encantada. Yo me he enterado de lo que pasaba en España, pero sobre todo (que a lo mejor a los almerienses les interesa) lo que pasó aquí, que no tenía ni idea. 


Miguel Guerrero Antequera: Hablamos de la Guerra Civil en Almería.


Rocío de la Rosa: En Almería correcto, pero vienen los datos de cuando las radios hablaban decían lo que estaba pasando en el país. Siendo con muchas fechas se hace muy ameno. 


Miguel Guerrero Antequera: Los intelectuales de Almería lo que han escrito es brillante. Una investigación profunda que me ha servido a mí como historiador. La información y la cultura sigue basada en lo que hay. En mi libro, al final hay un capítulo que es de dónde ha salido cada información. Durante el texto no lo puedes decir. Por eso pongo en este capítulo dónde aparece esto, lo ha escrito no sé quién,...


¿Cómo ha creado los personajes?

Cuando se escribe un libro (así me lo enseñaron y lo aplico) lo primero y más difícil es quién va a contar la historia. Me inventé a Paco, Francisco Alférez, de Dalías (igual que yo), que va contando la historia y conecta ‘novelarmente’ con una señora que existió en la Guerra Civil físicamente y fue la líder de la quinta columna, son los espías del otro lado metidos en el gobierno de Franco para ayudar, para dar información y esas cosas. 


Son los dos principales, pero van saliendo más. Esta señora tuvo en su casa durante dos años a dos jesuitas escondidos. Y esos jesuitas existieron, con sus nombres. Entonces te van saliendo personajes, pero los que yo he creado están ahí.


Entonces, el personaje principal es ficticio y se va encontrando con gente que existió.

Con gente que ha existido y sus vicisitudes.  


Me imagino que a la hora de hacer un personaje es muy importante establecer el entorno en el que se encuentra porque si no, cambia mucho la historia...

La familia, los hijos, todo. Se le crea su ambiente. Se crea (ficticiamente) una taberna en la Plaza Vieja en la que los amigos juegan al dominó. Los amigos (también ficticios) van contando noticias verdaderas. 


Siendo un libro basado en una época tan dura de la historia de España, ¿es un libro que es duro de leer?

Hay algunos capítulos duros de leer. Te puedo decir, por ejemplo, cuando Los Pozos de Tabernas. Cuando comenzó la sublevación de Franco aquí lo que se hizo fue ir a por los "más ricos". Hubo dos barcos que transportaban carbón para las centrales de Almería. En las bodegas de esos barcos metían a los presos. Cada noche sacaban a una ración para matarlos. Por eso, un capítulo del libro se llama 'Las Sacas'.


En La Garrofa fue el primer crimen del bando republicano. Los bajaron a la playa, los ametrallaron, los subieron a una maroma de barco y un barco tiró de ellos (algunos todavía vivos). Algunos cadáveres luego aparecieron en la boca del río. Entonces en los pozos de Tabernas cogían a gente, lo montaban en camiones y los llevaban a Tabernas donde hay unos pozos (secos). Uno a uno le pegan un tiro a la cabeza y para dentro. Después cubrían con cal viva para que no hubieran olores, para que los vecinos no se enteraran. Eso te cuesta leerlo... 


Hay cosas también de reírse. Por ejemplo, qué se comía después de la guerra. Hay sopa de piedras, tortilla sin huevo y sin patata. Todo eso hace gracia. Luego está la creación de la Sección Femenina y los consejos de la Sección Femenina a las mujeres: han sido creadas para servir al hombre. 


Porque el libro va de antes de la guerra, durante y después.

Sí. Antes, durante y después. En la primera parte cuento toda la historia de España, de la República y lo que ocurrió aquí durante esas elecciones. Por ejemplo, dentro del primer capítulo está la historia de Almería de antes.


Almería fue riquísima y famosa. Era la mayor fábrica europea de textiles, fabricaba sedas. Me acuerdo cuando era niño que tenía un gusano de seda y cogía las hojas de la rambla. La rambla estaba con moreras. Almería, en su época, fue igual que entonces Constantinopla, ahora Estambul. Lo que pasa que luego hubo dos terremotos (hace un gesto con las manos ejemplificando un derrumbamiento).


Después Almería siguió con el estraperlo, comprar y vender cosas prohibidas. España se quedó encerrada, las naciones cerraron. Solamente podías comerciar con lo que producías. Entonces los agricultores y la gente de fuera de Almería tenían una frontera en la que cualquier cosa que traías tenías que pagar un impuesto. 


En el libro, por ejemplo, la inspectora veía que venía casi cada dos o tres días una señora (muy conocida) que traía un bebé y decía: qué niño más bueno. Un día se le ocurre hacer carantoñas al niño, levanta y era un cochinillo sacrificado para llevar a la plaza del pueblo. Todo esto está documentado y ha pasado.


O el chico que venía en bicicleta. Llevaba dos macetas y tenía que pagar por ellas. De pronto vieron que el chiquillo pasaba pero nunca volvía. Y lo vieron un día volver en 'La Parrala' que era el autobús a Huercal. Y se dieron cuenta de que claro, este tío lo que hace es que deja las macetas y pasa sin pagar la bicicleta (que luego vendía dentro de la ciudad).


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