El convoy de Angulema

Agosto de 1940. La derrota francesa ante las tropas alemanas de Hitler han divido al país en dos zonas: en la Zona Libre se establece un gobierno colaboracionista con los alemanes con sede en Vichy y presidido por el mariscal Petain. En la Zona Ocupada (la parte oeste y norte de Francia), las tropas alemanas campan a sus anchas bajo la dirección militar y de las SS.

Un año antes, en febrero de 1939, miles de españoles se refugian en Francia huyendo de la represión franquista. Tras pasar por campos de concentración y servir a Francia en el ejército y la economía de guerra, el conflicto que dio inicio a la II Guerra Mundial les puso en una situación complicada. La mayoría de los refugiados y exiliados españoles eran considerados apátridas y quedaban, por tanto, bajo el amparo de país de acogida. Estos “refugiados de la derrota” vivieron en primera persona el horror de las deportaciones a los campo de exterminio que la Alemania hitleriana había levantado en Europa. Un grupo de españoles, la inmensa mayoría niños y mujeres, fueron los primeros deportados de Europa Occidental hacia los campos de exterminio: es el grupo conocido como el “Convoy de Angulema” o “El Convoy de los 927”.

Campo de Mauthausen
Refugiados en el campo de Les Alliers, en la Zona Ocupada, el 20 de agosto de 1940 estos 927 republicanos españoles fueron llevados a pie a la comisaría de Angulema por policías franceses y soldados alemanes. Una vez fichados, fueron trasladados a la estación de Angulema y encerrados en vagones de ganado. A los españoles les dijeron que iban a la Zona Libre de Francia pero lo primero que vieron sus ojos, tras cuatro días de viaje, fue a los guardianes del campo de Mauthausen. Los hombres mayores de 13 años fueron dirigidos a los campos de Mauthausen, donde muy pocos sobrevivirán; las mujeres y los niños son devueltos a España por la frontera de Irún. Los testimonios de los pocos supervivientes dan buena cuenta del horror del momento en el que las familias fueron separadas y los niños arrancados de los brazos de sus padres. De aquellos 927, 470 hombres fueron encerrados en el campo.

Apenas un centenar lograron sobrevivir en un campo que fue levantado por los propios españoles y que, desde 1942, se convertiría en uno de los epicentros del terror nazi. Sin nombre, sin apellidos, sin identidad, solamente con un número de matrícula, los españoles, primeros deportados civiles en llegar desde Europa Occidental a Mauthausen, sufrieron las vejaciones y maltratos de quienes los consideraban enemigos del régimen y “no reeducables”.

Esta situación pudo evitarse y muchas vidas pudieron ser salvadas. Antes de ser deportados, las autoridades alemanas consultaron a las españolas sobre el destino de aquellos refugiados que habían salido de España en 1939. La respuesta del gobierno franquista, por medio del Ministro de Exteriores Serrano Súñer, no pudo ser más letal para este grupo de compatriotas: el silencio. Un año después de cerró el expediente en la Embajada Española en París con un simple “archívese”. Decenas de familias quedaban de esta manera abandonadas a su suerte.

Aniversario

Hoy, 20 de agosto de 2020, se cumplen exactamente 80 años de aquel fatídico episodio en el que 470 españoles, entre ellos 12 almerienses, fueron los primeros en conocer el infierno de Mauthausen.