Un canto de ida y vuelta a los pies de la Alcazaba

La Guajira celebra su quinto aniversario

Dos de los fundadores, Jesús Gómez y Manuel García, gestionan ahora el centro.
Dos de los fundadores, Jesús Gómez y Manuel García, gestionan ahora el centro.
María Moya
23:03 • 01 jul. 2017

“Re-ciclaje, re-vitalización, re-cuerdos...”. Han pasado cinco años desde que este centro cultural abrió sus puertas por primera vez. Este verano, recuerda su historia a través de los objetos que se encuentran entre sus paredes. Un viaje por el mobiliario que actualmente conforma su identidad. La Guajira no solo nace con una vocación vinculada al arte y a la cultura, sino que parte de un proceso creativo que responde a la “arquitectura de la necesidad”. 




Algunos de esos objetos ya estaban allí cuando llegaron, como la televisión, que durante mucho tiempo estuvo anclada en un cuarto de baño con una “luz poltergeistiana”, tal como ellos la describen, que a algunos les evocaría tranquilidad, y para otros sería inquietante. Pero su luz se fundió y se ‘re-utilizó’ para tener una función meramente ornamental.




Especial encanto guarda la tuba, un instrumento “con una intensa vida interior que sale despedida al tocarla”, nos explica Jesús Gómez, uno de los fundadores de la asociación. Se trata de un instrumento itinerante que viajó de Alemania a Chaouen y que ahora también es parte de la identidad de La Guajira. Porque, tal como explica Gómez, el espíritu guajiro no cree en lo puro, sino en la autenticidad de la fusión del arte que viene de diferentes lugares.




Todos los objetos, desde el más extraño al más corriente, un botijo, tienen un significado que ha ayudado a construir la asociación. El referido botijo, también heredado, ha permanecido allí desde que el local era un colmado, la ‘Tienda de Baldomero’ y  desde la trastienda ha presenciado todas las pequeñas historias que esconden sus muros. 




Con su arraigo flamenco que bebe, principalmente, de los jóvenes artistas del vecino barrio de Pescadería, y con la Alcazaba de fondo, La Guajira ha vivido momentos únicos. Cuenta Jesús que,en medio de un espectáculo en el que el público respetaba -como siempre ocurre- el silencio, comenzaron a sonar las campanas de la Catedral inundando la terraza de auténtica magia. 




Y es que, el flamenco es su más fuerte seña de identidad. Ocupa los miércoles de su agenda y es una base muy sólida dentro de su programación. No obstante, si bien surgió con una visión muy artística, en este lugar se hacen todo tipo de actividades, desde exposiciones hasta charlas y talleres. Nació para impulsar el arte de una forma asequible, y lo hizo en un momento de auge cultural. Ahora es una de las principales referencias culturales en Almería.




“La guajira es un canto de ida y vuelta. Dentro del flamenco simboliza la apertura a otros estilos, y ese mismo es nuestro espíritu. Nos nutrimos de cualquier influencia que nos pueda enriquecer.”




 



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