Niño Josele: “En un futuro pienso parar en un paraje cerca del mar, en mi tierra desde luego”

El guitarrista regresa a su tierra con ganas, cariño y sorpresas. En el Festival Flamenco, tocará más que en casa, en su barrio de La Chanca, a los pies de

Niño Josele, con su inseparable guitarra en mano, en una imagen de archivo.
Niño Josele, con su inseparable guitarra en mano, en una imagen de archivo.
Marta Rodríguez
22:50 • 12 jul. 2016

Nacido en 1974, Niño Josele es Mar Mediterráneo, es Almería y es La Chanca. Es descendiente de una gran saga de cantaores y tocaores. Es una guitarra. Y es una de las figuras más destacadas de este Festival Flamenco.




Vuelve a Almería, a su Festival Flamenco, en sus bodas de oro. ¿Qué supone este recital?
Supone mucha responsabilidad, una gran alegría y muchas emociones poder ir a la tierra de uno a tocar. Más en este festival tan potente y tan grande al que cualquier flamenco le gustaría ir y en este año en que por primera vez se hace fuera de la Feria, lo que es algo muy especial. Mi familia vive ahí y supone reencontrarme con el público de mi tierra.




Este año, además, el festival estrena escenario, la explanada del Mesón Gitano, a los pies de la Alcazaba, y en Pescadería-La Chanca. Es decir, toca en su barrio.
No he visto el sitio todavía, pero sí conozco la Alcazaba, que debería ser Patrimonio de la Humanidad. Mi familia y mi gente me han dicho que el sitio es muy bonito y puede ser una noche  muy mágica.  




Y compartir cartel con Farruquito y Arcángel, cada uno en su disciplina, tres primeras figuras. 
El cartel es muy flamenco, lo da todo. Es como una bienal de flamenco: el cante, el toque y el baile. Y en este caso, compartirlo con estos dos grandes amigos que supongo que harán un gran espectáculo y el nuestro estará a la altura. Haremos flamenco y luego un poco de lo habitual.




¿Tienen preparado algo especial?
Sí, vamos a hacer algo con mi hijo José, que toca el piano. Y luego flamenco y sacar un poco la pata del cesto, como yo digo, innovar con otros sonidos y otras formas de entender el flamenco, que tiene que seguir avanzando.




¿En relación al jazz, que es la senda que sigue? 
A mí me gusta mucho el jazz, es un camino que descubrí hace años y estoy tras él todavía. Del mundo del jazz, una vez que conoces la improvisación y sabes moverte en esos terrenos, ya no puedes salir ahí. Ya tienes que tener siempre algo que improvisar y es más o menos lo que me gusta hacer en el espectáculo. Me gusta tener un principio y un final, pero nunca saber lo que va a pasar en la parte central. 




Entonces no es un repertorio cerrado.
Yo creo que en Almería hay que hacer cositas flamencas como la rondeña que le tengo dedicada al maestro Paco de Lucía en mi último CD, ‘El mar de mi ventana’. Hacer un poco ese concierto con algunas cosas nuevas que estoy preparando para el siguiente disco. 




¿Cómo va ese nuevo proyecto?
‘Española & Paz’ es un proyecto de los dos discos que tengo que están reeditados y se han publicado en un solo CD. Ahora estoy trabajando los dos conciertos en uno solo, que no es ni uno ni otro. Un disco es un disco y el directo es lo que te mueve. Me gusta sorprender un poco. Como tocas en un disco, ya no tocas nunca. Es el resultado de mucho trabajo, te tiras un año componiendo y luego son muchas horas de estudio. En el concierto cambias cosas y lo haces más de tú a tú, de cara al público.


¿Cómo encuentra Almería en sus regresos?
La verdad es que por el trabajo no puedo ir mucho a mi tierra, pero la última vez que volví lo dije en el Auditorio: “Qué de redondas hay”. El Puerto lo han puesto bonito y el Paseo Marítimo precioso. Y mi barrio poquito a poquito va, las cosas de palacio van despacio. La gente es muy agradable y te trata con cariño. En Almería todo es gloria. 


¿Y qué tal ve la cantera flamenca?
Hay varios chicos que cantan muy bien y aficionados con la guitarra. Lo que escucho es cuando voy que me junto después de tocar en una fiesta con amigos y veo que va para arriba. Yo pillé recién salido el CD y la tecnología que tienen ellos con Internet no la teníamos. El flamenco tiene muy buena salud y, dentro de poco, si Dios quiere, saldrá alguien donde menos lo esperas.


¿Y las peñas o salas nuevas como La Guajira?
No la conozco, pero me ha hablado de ella mi amigo Chano, él estuvo tocando ahí. He oído que es muy bonita. Mis primos me han contado sobre su terraza. A mí me parece una maravilla que se apueste por el flamenco, como lo hace por ejemplo la Peña ‘El Taranto’.


La denominación de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ¿qué ha supuesto a efectos prácticos?
Yo me he sentido flamenco aquí y en cualquier parte desde antes. Ha llegado tarde, porque la gente lleva apreciendo el flamenco en el mundo mucho tiempo. Pero es una gran alegría y lo siento por otras grandes músicas de España. A los grandes músicos de jazz el flamenco los tiene locos. Cuando he compartido escenario con el maestro Chick Corea, se muere con el flamenco, con su lenguaje. Para tocar con ellos, tienes que tener la mente abierta.


¿Qué tiene el flamenco que pellizca el corazón del menos aficionado?
Tiene lo que tienen las grandes músicas de raíz, que viene de los tiempos de quién sabe qué época. Como la música africana, que viene de la tierra y tiene esa fuerza. Nunca la has oído, pero al hacerlo te imaginas la tierra.


¿Qué es lo más echa de menos de Almería?
Mi familia. Y poder irme a tomar unas buenas tapitas. San José, que es una de mis zonas preferidas, y la playa, que me encanta. Siempre hay calitas con muy poquita gente. Yo gozo, me tiro allí una semanita, me pongo a componer, mi último disco lo compuse allí. En un futuro, pienso parar en un paraje cerca del mar, en mi tierra desde luego.



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