EL ANÁLISIS: Vuelve a salir el sol en Almería y sigue Garitano en el banquillo del colista de Primera porque lo es hasta en la gestión de los contratos. Un club que quiere ser grande no debe cometer errores de bulto a la hora de redactar un contrato y el Almería metió la pata cuando firmó a Garitano por esta y una temporada más. Craso error ya que ahora no lo puede mandar a casa sin pagarle un año más que terminará abonando pasado el 30 de junio cuando se anuncie el nuevo entrenador. Tan listos a veces y tan torpes otras. Firmar a un entrenador siempre es una lotería porque depende de los marcadores y se ha puesto de moda eso de firmar uno con otro opcional que termina siendo el seguro de vida para el entrenador y una penalización económica para el club. Se ha equivocado el Almería que sabe poner la cláusula de penalización a los futbolistas en caso de descenso y pasó de largo en ese año adicional que condena a la entidad a seguir con el entrenador vasco. A quien se le ocurre firmar a la ligera ese año adicional sin poner una cláusula liberadora para ambas partes en caso de descenso a Segunda División.
Ahora Garitano está en la gloria y el Almería de los nervios. Se ha instalado en el limbo la situación y no hay quien mueva ficha ya que al entrenador ni se le ocurre dimitir y perdonar un año de contrato y el club se quiere ahorrar el año adicional y no sabe como hacerlo. Al final el 30 de junio se irá Garitano con el equipo en Segunda y cobrando todo lo que firmó por obra y gracia de un Almería que se comió la cláusula con papas.
No se entiende como un club capaz de hacer millones como churros con la compra-venta de jugadores pueda cometer un error de este nivel. Vale que le ha pasado a otros clubes más grandes por historia en LaLiga pero sabiendo como maneja Turki los hilos de la economía, estamos ante una metedura de pata que va a salir muy cara.
El club
Se decía que Garitano era un entrenador válido para Primera y para Segunda. Todo era positivo cuando se anunció por esta temporada y otra adicional. A nadie se le ocurrió pensar que no iba a levantar cabeza el Almería con el entrenador vasco. Nadie puso la cláusula liberadora o igual se negó el agente del entrenador y tragaba el Almería.
No se entiende como a los futbolista se les condena a la cláusula de reducción de salarios por descenso y a los entrenadores se les da barra libre cuando están pendientes de unos resultados que nadie puede asegurar ni manejar. Se comieron la cláusula, no hay otra.
El entrenador
Garitano cumple con sus obligaciones como profesional y no le pueden echar por la cara sin pagarle todo lo firmado. Si le ponen en la calle cobra el año adicional y por mucho que busca el Almería alternativas no las encuentra. El entrenador no dimite y remite a su contrato. No hay salida.
Nadie puede reprochar nada a un entrenador profesional que cumple con su trabajo y vive por y para el Almería. Nada que objetar a su trabajo pero como todo entrenador vive de unos resultados que no llegan y su relación con la entidad se deteriora en función de la clasificación.
Este pulso lo tiene ganado Garitano.
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