“Me salvé porque en ese momento no pensé y no me paré a coger nada”

“Me salvé porque en ese momento no pensé y no me paré a coger nada”

Carolina Aznar
11:20 • 04 oct. 2012

Las imágenes de una furgoneta hundiéndose junto a un puente de la A-7 entre Puerto Lumbreras y Lorca han dado la vuelta al mundo. Unas imagenes estremecedoras, muestra de la realidad, casi de película, que se vivió hace una semana en la comarca del Levante.


Su protagonista es un huercalense que todavía recuerda lo vivido con estupor, como si fuera un sueño. Juan Antonio Parra Camacho, conocido como ‘Finidi’ es un joven normal, trabajador y que juega en el Huércal-Overa C.F. que “ascendió la temporada pasada a tercera”, dice orgulloso en la conversación. Pero la fama no le ha llegado por marcar un gol apoteósico, por lo menos de momento, sino por tener un ángel de la guarda que hace una semana consiguió salvarle la vida y que hoy sea protagonista.


El día de las fuertes lluvias, en torno a las dos de la tarde volvía,  hacía su casa en Huércal-Overa, pero nadie, a pesar de la fuerza de la lluvia, imaginaba lo que iba a suceder. Debido a las lluvias y a los estragos que ya estaba provocando había muchas retenciones en la autovía y justo él se quedó parado encima del puente. Juan Antonio dice que apenas se dio cuenta de nada, “noté que todo se empezó a mover, que el puente me daba un primer aviso” pero no era consciente de la gravedad real, “no me daba cuenta de lo que estaba pasando”. Había muchísimo ruido, por un lado el que provocaba la fuerte lluvia, por otro el que producía la bravura y la fuerza del agua bajo sus pies, los coches que había detrás empezaron a pitar, “cuando abrí la puerta oí a la gente gritar, que saliera del coche, pero no sabía de donde venía el sonido” en ese momento todo paso muy rápido, “no pensé en nada”, explica.




Y fue precisamente eso, el no pensar en nada, quizá el instinto de supervivencia que nace dentro de los humanos cuando nos encontramos en situaciones extremas, lo que le salvó de lo que parecía un final trágico, “si me hubiese parado a coger el móvil o la cartera no estaría aquí para contarlo”. Cuando Juan Antonio salió de la furgoneta de la empresa de juguetes para la que trabaja ya se había desprendido un trozo de puente, “vi la carretera resquebrajada”, los conductores de los vehículos que estaban detrás de él le gritaban intentando ayudarle, “me decían que fuese hacía atrás porque la carretera ya estaba cediendo”. Fueron apenas segundos, le separaban 65 metros y el camino le pareció eterno. Mientras Juan Antonio Pérez saltaba para ponerse a salvo el trozo de puente cedió con la furgoneta encima, cayó a la rambla y desapareció, “si no hubiese estado en buena forma no habría llegado”, recuerda.


Nuestro protagonista cayó en el quitamiedos, empapado de agua, sin poder hablar y casi en estado de shock, “no sabía en qué pensar”. Justo en unos vehículos más atrás estaba su jefe que corrió en su busca en cuanto supo que la furgoneta que había caído era la de su empresa y que por tanto Juan Antonio estaba dentro, pensó lo peor. A las 17:30 horas consiguió hablar con su sobrina. Hasta las 21:00 horas no pudo llegar a Huércal-Overa.




Después de todo lo ocurrido Juan Antonio mira todavía con incredulidad las imagenes de esos minutos casi interminables, “las veo y pienso en todo lo que podía haber pasado”. El martes volvió al lugar para ver si encontraba sus pertenencias, imposible. Ahora se le pasan muchas cosas por la cabeza, todas esas que no pensó en el momento en que salió del coche. Se siente afortunado, fuero




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