Adra

El Pósito Pescador de Nuestra Señora del Mar

Los Pósitos de Pescadores surgieron como una forma de asosiacionismo laboral entre pescadores

Comida organizada por el Pósito de Pescadores de Adra en 1934. COLECCIÓN DE ANDRÉS AGUILERA
Comida organizada por el Pósito de Pescadores de Adra en 1934. COLECCIÓN DE ANDRÉS AGUILERA La Voz
Pepe Cazorla
18:50 • 12 abr. 2024

En los años finales del siglo XIX y los primeros del XX la actividad pesquera española atravesó por un proceso de alternativas que tendió a modernizar la flota, pero también a generar nuevas formas de asociacionismo laboral entre los pescadores. 



Para solucionar esas dificultades sociales se tantearon entonces varias propuestas, aunque finalmente la que acabó obrándose en la segunda década del siglo XX fue la de Alfredo Saralegui, basada en la implantación de los denominados Pósitos de Pescadores, unas asociaciones cooperativas amparadas por el Estado a través del Instituto Social de la Marina. 



Adra no se quedaría atrás. El Pósito del Pescador se constituiría en 1922 y contaba con 257 socios. según consta en la Tesis doctoral: ’Historia del movimiento obrero y las movilizaciones sociales en Almería (1903-1923)’ y la fuente propia elaborada por María Isabel Ruíz García, a partir de los documentos del Gobierno Civil. 



El periódico ‘La Independencia’,  además, se hacía eco de la inauguración días después, en enero de 1923: “Con toda solemnidad, se ha celebrado la inauguración del local social de la importante entidad. Previamente invitados, concurrieron al acto las autoridades, gran número de personalidades salientes de la población, la casi totalidad de sus socios e inmenso público, que, después de recorrer sus numerosos salones y cerciorarse de los fines educativos y de previsión que la sociedad persigue, hicieron grandes elogios”. 



Entre las calles Real e Iglesia, en una casa magnífica que reúne inmejorables condiciones, tiene su domicilio primerizo social el Pósito del Pescador que se había puesto bajo la protección de Nuestra Señora del Mar, patrona de Adra, según se hace constar en la primera página de sus estatutos, como demostración palpable. En el domicilio de los obreros del mar, fue recibido por don Manuel Jerez, ayudante de Marina de Adra, quien ejercía el cargo de inspector del Pósito. El local se hallaba elegantemente amueblado; todo el mobiliario era nuevo y a simple vista se advertía el esmero y cuidado de los encargados de su conservación.



En unas cuantas mesas distribuidas en un higiénico y amplio salón, se encontraban ocupadas por unos pescadores que toman café y hablan de las tareas de su penoso oficio y cuentan anécdotas que son celebradas por los que las escuchan, con grandes risas que revelan esa alegría propia de los hombres honrados y de sana conciencia.



Constaba el edificio de un amplio local que era destinado para instalar una escuela que ha de inaugurarse tan pronto como se terminase la construcción del mobiliario que tenían encargado. La escuela fue junto con las prestaciones sanitarias una de las actividades sociales más importantes. Organizadas por el propio inspector del Pósito, se habían realizado  algunas conferencias instructivas que escucharon los pescadores abderitanos en las voces autorizadas de don Antonio Navarro Guillén y don Enrique Arance Maestre de San Juan, ilustrados médicos titulares de la ciudad y las de otras personalidades de la misma. Además de la Junta Directiva contaba el Pósito con otra protectora y de ella formaban parte todas las personas acomodadas de la localidad que contribuyeron con cantidades de diferente cuantía al sostenimiento de la institución. Llamó también poderosamente la atención del cronista un departamento en el que se hallaban instaladas unas camas de hierro limpias, aseadas, perfectamente dispuestas para dar hospitalidad gratuita a los pescadores forasteros, así como un patio inmenso cuyo pavimento se está arreglando cuidadosamente para dedicarlo a campo de deportes y gimnasia, que se enseñara a los hijos de los pescadores que asistan a las escuelas del Pósito. En octubre de 1933, la asamblea del Pósito de Pescadores, organización precursora de las cofradías pesqueras, realiza la remodelación de su junta directiva designando como presidente a don Diego Latorre Gómiz. 



En poco tiempo dichos pósitos fueron incrementando secciones, desde las más habituales de socorros mutuos o de educación hasta las más innovadoras de comercialización directa de la pesca o de embarcaciones colectivas, y extendiéndose por todo el litoral nacional. Tras la Guerra Civil, su carácter laico y colectivista no cuajó con el Franquismo, que prefirió su abolición y su sustitución por unas remozadas cofradías de pescadores.


Temas relacionados

para ti

en destaque