Laujar, ocho años después del pelotazo del Gordo de Navidad

El municipio se ha convertido en uno de los puntos para comprar lotería en la provincia

Despacho de lotería en la administración de Laujar de Andarax.
Despacho de lotería en la administración de Laujar de Andarax. La Voz
Víctor Navarro
19:22 • 17 dic. 2023

Eran las 12.13h de la mañana cuando el tiempo de todo un pueblo se paró en un alambre, el sexto de la séptima tabla concretamente. Cuando Lorena Stefan y Nicol Valenzuela cantaban número y premio, sin ellas saberlo, escribían el destino de 320 millones de euros de El Gordo de la Lotería de Navidad del año 2015 con el nombre de una localidad de Almería, la de Laujar de Andarax. Ocho años han pasado desde que el número 79.140, del cual se vendieron 800 décimos en el IES Emilio Manzano, cambiara el ritmo de vida de la capital de La Alpujarra. Una buena parte de los habitantes del pueblo fue agraciada por la suerte de la lotería en aquellas navidades pero, ¿Qué hay después de aquel tsunami de alegría que invadió Laujar?



"El premio vino en una época en la que había muchos vecinos pasando una mala situación", así recordaban Paqui y Manolo, propietarios de la tienda 'Al-Jazama' de productos tradicionales de la comarca, la vida cotidiana de una población que afrontaba como podía la crisis financiera de 2008. "Nos cambió la vida". Con esta frase Paqui no sólo se refiere a un plural mayestático que engloba a los laujareños, también habla por experiencia propia. Su actual negocio es el resultado de aquel 79.140 que le permitió a ella y a su marido, cambiar el negocio de hostelería sobre el que sustentaban sus vidas por una tienda de alimentación gourmet y una vivienda de alquiler destinada al turismo rural.



En 'Al-Jazama', aparte de jamón, queso, vino y polvorones, también se despacha lotería con afán, y Paqui fantasea con que sea su administración, la que puso después de haber sido agraciada con el máximo premio, la que dé El Gordo este año. "No me queda el 69" contestaba Manolo al séptimo vecino que, en menos de 10 minutos entraba por la puerta con la esperanza de repetir el 'pelotazo' de 2015.



"Se vende mucha lotería, sobre todo desde que hemos puesto el servicio electrónico". Según Paqui, la fiebre lotera de Laujar, no es algo que se limite a los vecinos. Laujar de Andarax se ha convertido en uno de esos lugares de culto donde merece la pena llegar para tentar a la diosa Fortuna. "Todo visitante que ha pasado el puente en el pueblo se ha llevado lotería. Gente de Huelva, Sevilla..:" "¡Y gente de Almería o Adra también han venido a buscar números!" interpelaba un vecino que se encontraba en 'Al-Jazama'.



De la conversación con algunos vecinos laujareños (premiados y no premiados) se desprende que El Gordo dejó alegría entre la gente, pero además, un residuo de negatividad o pesimismo por la gestión de las emociones y  la administración de los millones. "Laujar pasó a llamarse el pueblo de las 'jotas'. De la noche a la mañana sólo había coches nuevos. Todos con matriculados con la J'.



Lo que el premio se llevó



Como si referenciasen el típico caso del joven futbolista crack, que pasa de criarse en un ambiente de pocos recursos a ser una superestrella multimillonaria, experimentando con ello un cambio conductual debido al gran contraste inmediato que sufre su vida, sin apenas un respiro para digerir el golpe, algunos vecinos narraron cómo fue para algunos jóvenes de Laujar la experiencia de ser tocados por 'El Gordo'.  "Es como si pensaran que el dinero sólo está para gastarlo a grandes velocidades y a manos llenas". Otro de los posibles pesares que se pueden desprender de las conversaciones loteras en esta localidad recae sobre la temática de la inversión de capital para el desarrollo local. "Algunos vecinos utilizaron el dinero para poner casas rurales o mejorar las estructuras de los negocios de restauración del municipio pero, hubo otra parte que lo utilizó para comprar apartamentos en Aguadulce o Almerimar".



Después de que los números afortunados resonaran en la pequeña localidad, un grupo reducido de vecinos se encuentra lidiando con la realidad de no ser parte de los afortunados ganadores. La mayoría de los habitantes, con una generosidad digna de destacar, comparten la felicidad de sus vecinos agraciados, pero para aquellos que no tuvieron la misma suerte, la convivencia con ese sentimiento se ha vuelto una carga. Con la esperanza siempre latente, algunos de los no agraciados encuentran consuelo en la idea de que quizás la suerte les sonría en el próximo sorteo, el 22 de diciembre. La lotería, con su capacidad para teñir de colores inesperados la vida de quienes participan, sigue siendo un juego de azar que, aunque no siempre sonríe a todos, mantiene viva la llama de la esperanza en el corazón de Laujar.


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