El Retrovisor: Ismael Diadié, Manuel Pimentel y El Afa de Sorbas

La revista cultural El Afa celebra la repoblación con incidencia en Sorbas y Lubrín

Pedro Soler, Ana M. Rodríguez, el ganador de Relatos Javier Carrión y Andrés Pérez, el viernes en Sorbas. FOTO EL AFA
Pedro Soler, Ana M. Rodríguez, el ganador de Relatos Javier Carrión y Andrés Pérez, el viernes en Sorbas. FOTO EL AFA
Antonio Torres
20:02 • 13 ago. 2023

Se cumplen 450 años de la repoblación que tanta incidencia tuvo para la provincia. El Afa presenta un monográfico en el que ponen el acento en la repoblación con cristianos viejos que siguió unos años después de la saca de los moriscos. “Uno de los dramas mayores jamás sufrido por los habitantes del Levante almeriense”. Las ilustraciones de Pedro Soler Valer dotan al monográfico de un atractivo visual único. Además, destaca la aportación de las acuarelas de la joven sorbeña Paula Contreras Mañas. Sorbas es consciente de la generosidad de los editores y editorialistas. Sin duda, un trabajo impagable de Ana María Rodríguez Agüero, el eterno director Andrés Pérez que pone alma desde siempre y un Pedro Soler Valero que sigue reinventándose, tras el homenaje que le tributamos más de un centenar de amigos, recientemente, en su 80 cumpleaños en Lucainena de las Torres, rodeado de grandes amigos como Jacinto Soriano, catedrático de La Sorbona, histórica Universidad de París, natural de Uleila del Campo. El psicólogo Miguel Ángel Mañas Rodríguez, catedrático de la Universidad de Almería, rememora el aprendizaje que aprendió del polifacético Soler Valero, maestro incansable: “Ha sido un privilegio ser coetáneo y haber disfrutado de tu obra polifacética de los óleos, cerámicas, libros, diseños de muebles, etc. Recuerdo las charlas intelectuales en los bancos de la plaza de Sorbas donde tu creatividad y perspectiva de la vida siempre añadían valor a esas espontáneas tertulias veraniegas”. Es de agradecer como la Asociación de Amigos de Sorbas incrementa su número de socios como palanca para seguir en la difusión de la revista, búsqueda y divulgación de la historia, y cultura de Sorbas.



El editor y exministro Manuel Pimentel firma en El Afa de Sorbas, bajo el título Yuder Pachá de Cuevas del Almanzora y la conquista del imperio Songhay, junto al guardián del legado andalusí Ismael Diadié Haïdara, (Tombuctú, 1957), residente en España. Diadié es una figura internacional, un intelectual. Autor de decenas de obras, la Junta de Andalucía le ha editado Manuscritos del Fondo Kati. Investigación y análisis, a través del Instituto Andaluz de Patrimonio histórico (IAPH). Historiador, filósofo, escritor y, además, el custodio del Fondo Kati, compuesto por 12714 manuscritos que, a su vez, poseen más de 7000 textos marginales. Se trata de un legado documental andalusí de gran interés que es necesario proteger con el mayor esmero, como han hecho los antepasados de Ismael Diadié, de generación en generación. Tombuctú y la curva del Níger han acogido desde el siglo X a andalusíes. No solo los manuscritos dan pruebas de ello sino también algunos edificios, como la mezquita de Djingereiber, construida por el arquitecto y poeta granadino Es-Saheli. A finales del siglo XVI la presencia morisca se hace más importante en este territorio como consecuencia de un intenso flujo migratorio y también destaca otra presencia menor, pero no menos interesante, la de algunos sefardies, como Azan Ferrer el Griego, general del ejército de Yuder Pachá. entre los antepasados de Ismael Diadié sobresalen antólogos y copistas, que se dedicaron con sumo cuidado y atención diligente a proteger la sabiduría que se halla en los manuscritos recopilados. Ismael Diadié es una persona íntegra, un valiente. “En 2012, he tenido que elegir entre el ataúd y la maleta. Cogí el camino del exilio el 8 de abril de 2012 con 55 personas que me llevé conmigo, todas mujeres y niños. Entre las mujeres había ocho cristianas que pude sacar de la ciudad sitiada prácticamente por los fundamentalistas. Me quedé días en el pueblo de mis padres visitando las tumbas de mis antepasados. Al final decidí seguir mi camino. ... corrió la voz, desde Italia que habia desaparecido. La prensa española se hizo eco de ello. Radio Vaticano pudo localizarme cuando al final llegué a Bamako. Así empezó mi exilio…”. “ El exilio me devolvió a la poesía como último refugio. Mi obra que había dejado de lado se hizo el centro de mi vida. Sin ella, no te hubiera conocido y no viviría muchas cosas gratas. La cuestión fue para mí, escribir o morir en el abismo, la desesperanza, la total decepción frente al ser humano. Elegí escribir”. 



Moriscos, piratas y rapto. “Veintitrés naves, al mando del caíd Said ad-Dugali, un morisco de Órgiva, pasaron frente a la costa de Almuñécar el 24 de noviembre de 1573; muchos de sus habitantes observaron con inquietud su rumbo en paralelo a la costa. ¿Hacia dónde irían? ¿Dónde pensaban desembarcar? Todos sabían que se trataban de barcos piratas, prestos para saquear y secuestrar. Pero nada podían hacer, salvo rezar. Los barcos, que habían zarpado de Tetuán, anclaron finalmente en Mesa Roldán: una zona desierta de la costa oriental de Almería, particularmente propicia para desembarcos clandestinos. Venían embarcados unos cuatrocientos berberiscos en la flota; tras desembarcar se dirigieron hacia el interior, y, pasando por Teresa, Cabrera, y Bédar, llegaron hasta Cuevas de Almanzora la mañana del 28 de noviembre. Entraron por la zona de Palomar, propiedad del marqués de los Vélez. Y no lo hicieron precisamente con sigilo. No debían tener mucho miedo cuando tocaban tambores y cornetas, para amedrentar aún más a la aterrorizada población. Los piratas vestían con curioso atuendo, ropas de terciopelo carmesí, muchos de ellos tocados por un turbante. Y para que no quedara ninguna duda ni de quiénes eran ni a qué venían, portaban siete banderas tendidas y un estandarte del rey de Argel. El pánico se extendió a su paso. Algunos intentaron defender la ciudad, pero lo pagaron caro: una veintena de personas murieron y más de un centenar fueron prendidas y conducidas a los barcos. Su destino, el más negro de cuantos pudieran figurarse: la esclavitud…”, texto que corresponde a uno de los párrafos del trabajo de Ismael Daidié y Manuel Pimentel para El Afa de Sorbas.








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