Loles Peña: “Las instituciones deben ver que Cinejoven no es un juego de niños“

Evaristo Martínez
12:00 • 21 may. 2017

Después de tres ediciones en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga y cuatro en el Teatro Apolo de Almería, el festival de cine y televisión Cinejoven, punto de encuentro entre profesionales y jóvenes que se adentran en el audiovisual, afronta un futuro incierto. Loles Peña, su creadora y directora, se lamenta del pobre apoyo institucional que contrasta con la dimensión que ha adquirido el proyecto.



En la gala de clausura de la séptima edición de Cinejoven, el pasado 30 de abril, la alegría por el trabajo bien hecho se mezcló con las lágrimas por la despedida. ¿Aquello fue un adiós o un hasta luego?



Llegamos a Cinejoven 7 pensando que era un punto y final: sin dinero, el festival no se puede hacer y para que sea considerado profesional, hay que pagar a los profesionales. Cuando dijimos que se acababa llegó un aluvión de comentarios muy positivos de ponentes, espectadores y gente de fuera que casi nos exigían que Cinejoven 8 debía estar aunque no fuera aquí. Así que quizás sea un punto y final en Almería y sigamos en otro lado. Siempre, claro, con las condiciones necesarias. No vamos a volver a hacerlo salvando los problemas: hay ayudas que más que ayudarte te ahogan, y tienes que entrar en compromisos que no estamos dispuestos a asumir.



¿Qué condiciones?



Un festival como el nuestro, el más pequeño, tiene un presupuesto de 50.000 euros. Nosotros nos hemos movido con 17.000... el año que más. Es inviable un festival de cuatro días, con actividades mañana, tarde y noche, exteriores, interiores, visitas turísticas, con más de veinte invitados de fuera, con ese dinero. Y un equipo de más de veinte personas.



Y sin cobrar.



Ahora mismo no cobra nadie, es un trabajo voluntario-obligado. Las instituciones están tan acostumbradas a que con tan poco dinero hagamos tanto que no ven necesario poner más. Nunca hemos dicho hasta aquí, frenamos. El Ayuntamiento de Almería nos ha dado menos dinero que el año pasado; Diputación..., aún no lo sabemos; y la Junta sí que este año nos ha ayudado más y nos ha ido a salvar como ha podido. Pero no puedes estar asfixiándote por sacar adelante un proyecto con el que sabes que en otros sitios te apoyarían más. Y luego ves las cuantías de otros festivales -más cercanos, menos cercanos- y no lo entiendes la situación. Cinejoven lleva cuatro años en Almería: no es comprensible que las ayudas sean las mismas que cuando empezamos.  






¿Decepcionada con las instituciones?

Sí. Aunque han apoyado y siempre hay palabras buenas, aún no son conscientes de la repercusión real del festival ni del proyecto en sí: se han quedado con que es cosa de unos jóvenes. Y ya no es algo así: es el proyecto de unos profesionales que consiguen motivar a mucha gente y generan unos días de cine en Almería, un foro audiovisual, como no hay en España. Este año, por el 80 aniversario del bombardeo alemán, proyectamos Gernika, enseñamos los Refugios, hilamos todo para que se pudiera comprender qué pasó aquí. Y creo que [las instituciones] ni siquiera han llegado a pensar que detrás de nuestra programación había algo más.


¿Cree que, en ocasiones, les han tratado de forma condescendiente? Sí, hemos escuchado comentarios del estilo: parecen profesionales. Y eso duele, porque llevamos siete años trabajando. Y ya está bien de esa etiqueta de ser joven y no ser profesional. Llevamos una trayectoria muy buena donde hemos conseguido muchas cosas a nivel nacional (somos los más jóvenes en recibir una Bandera de Andalucía, por ejemplo), crear nuestra empresa [la productora Panda a Cuadros] y tener nuestro trabajo paralelo al festival. Me indigna que en convocatorias como la Mesa del Cine se diga que en Almería faltan técnicos audiovisuales. En esta edición han trabajado más de 26 técnicos almerienses, de todos los campos. Tenemos un equipo muy bueno, gente dispuesta a dejarse los cuernos por Almería, y se está desaprovechando.


Esta edición se celebró en el fin de semana del Puente del Mayo, quince días antes de lo previsto. ¿En qué les afectó?

Teníamos vuelos comprados, invitados cerrados, packs de viajes... Perdimos patrocinios, los vuelos nos costaron tres veces más, no había hoteles. Cómo mueves a ciento y pico personas a Almería en un puente cuando está aquí medio Madrid. Y qué ofertas les das: nuestro público son estudiantes, intentamos darle lo mejor por la menor cantidad. Al subir precios, vino menos gente.


¿Por qué el cambio?

El Ayuntamiento nos dijo que por coincidir con las Jornadas del Siglo de Oro pero al final coincidimos con la Feria del Libro. El Apolo es institucional y no podemos decidir pero es una pena que exista esa libertad para mover proyectos.


Cinejoven nació en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga. ¿Ha echado en falta más presencia del público almeriense?

Nos lo hemos planteado mucho. En Málaga, aunque fuera en la facultad, reuníamos a más de 400 personas en cada ponencia. Una burrada. Al llegar al Apolo y ver a 100 o 150 fue un choque pero la gente me decía que estaba muy bien. Este año sí hemos vivido más movimiento pero algo falla. Creo que el público tiende a ir a lo de siempre, a los Encuentros con Directores o FICAL, pero les cuesta acercarse al nuestro. El nombre puede ser un hándicap porque se puede pensar que es algo para críos. Pero no hemos dado con la clave de cómo llega a Almería: hemos puesto estrellas en el suelo, mupis, vallas, todo tipo de promoción... Pero la gente lo ve y no se dan por aludidos. El hecho de ser gratis puede echar para atrás, se puede pensar que es de menor calidad. Al final pasa como cuando estrenas un corto: va la familia y la gente justa, como si los demás no se sintieran invitados.


Llama la atención, más cuando han traído a Javier Olivares (creador de El ministerio del tiempo), Gervasio Iglesias (productor de La isla mínima) y María José Rustarazo (guionista de Las chicas del cable), entre otros.

Tenemos la suerte de que les propones venir y te dicen que sí. Este año estuvimos viendo hasta el último momento si Jordi Évole llegaba, porque le coincidió con un viaje y no pudo. Estos invitados, el top del cine y la televisión en España, nos valoran como si fuéramos Sitges. Hay gente como Daniel de Zayas [sonidista, ganador de un Goya y con otras tres nominaciones] que este año ha venido sólo para disfrutar del festival. Cinejoven se ha convertido en lo que pretendíamos: un foro de profesionales que vienen a escuchar y conocer a otros profesionales y de gente intentando entrar en el mundillo. Y se han creado lazos profesionales: David Sainz (Malviviendo) ha aparecido en El ministerio del tiempo después de conocer aquí a Javier Olivares. Para nosotros, esto tiene es un valor muy importante.




¿Ha sentido el respaldo del sector audiovisual?

Estamos hartos de escuchar que en Almería no se hacen actividades, y cuando se hacen, no se va. Nos frustra porque somos técnicos audiovisuales, no solo gestores culturales: hacemos cortos, largometrajes, y luego esa gente no está. Me apena que la gente del mundillo no aparezca por estas cosas. Parece que los festivales tenemos que estar peleados, que somos competencia: yo he sido jurado en el Almería Western Film Festival de Tabernas, he participado en mesas en el Creative Commons, he presentado en FICAL... La cultura se complementa con distintas ofertas y personas: a todos nos interesa apoyarnos.


Algunas voces critican que Almería tenga cuatro festivales.

Como secretaria general de ASFAAN [Asociación de Festivales Audiovisuales de Andalucía] mandé un comunicado a la Mesa del Cine y dije, con perdón, que me parecía de catetos. La cultura se fomenta con pluralidad, dando ofertas culturales. Si Almería tiene la suerte de contar con cuatro festivales, distintos, en momentos distintos, donde la gente se puede nutrir y culturizar… Hay para todos: que tengamos cuatro festivales nos sigue posicionado como una provincia líder en cine, que se vea que no está solo Sevilla. De hecho, gente de Sevilla viene a Cinejoven. Es una locura, más cuando la conclusión es que se cree uno de televisión, cuando existe el nuestro, al que han venido Silvia Abril, Javier Olivares y Marc Vigil. Volvemos a lo mismo: ni siquiera saben lo que hay.


¿Sin alfombra roja no hay festival?

Si tuviésemos más dinero, podríamos tener una repercusión aún mayor. No hay focos ni tenemos ese postureo pero llegar a la clausura y el Apolo está lleno aunque las instituciones ni vienen. A la inauguración sí pero al cierre no. Solo les pedimos que vengan, se sienten en la butaca y valoren lo que hacemos. No porque sea nuestro sino porque Koldo Serra [director de Gernika] nos anima o Alma, el mayor sindicato de guionistas de España, tuitea al Ayuntamiento diciendo que no se puede permitir que desaparezca Cinejoven. Es para pensarlo. Me encantaría decir que vamos a tener ese dinero para el año que viene. La clausura fue amarga: era una celebración pero la gente estaba llorando. Queremos volver sin llorar.


¿Tienen ofertas para continuar en otro lugar?

Vamos a luchar un poco más para que siga en Almería: el Apolo es nuestra casa. Si no, nos gustaría seguir en la provincia. Pero puestos a movernos, nos moveríamos: ya pasamos de Málaga a Almería y podemos volver a trasladarnos. Lo importante es que el proyecto se respete como se debe, que las instituciones vean que no es un juego de niños.


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