Vícar, una apuesta por el agua, una apuesta de futuro

Antonio Bonilla, alcalde de Vícar.
Antonio Bonilla, alcalde de Vícar. La Voz
La Voz
07:00 • 09 oct. 2018

Por Antonio Bonilla Rodríguez






Alcalde de Vícar



Cuando hablamos de agua estamos hablando de un recurso primordial y vital para la humanidad y para el resto de los seres vivos. El agua es fuente de vida, y todos necesitamos de ella, y no sólo para saciar nuestra sed, como respuesta a la demanda hídrica de nuestro organismo. También necesitamos el agua, porque de ella depende gran parte de la riqueza que se genera a nuestro alrededor. La agricultura o el turismo por ejemplo, amén de otras tantas actividades, tienen en el agua su principal activo, y constituyen verdaderas fuentes de riqueza, capaces de revertir de un modo positivo en la economía de la zona. Sin embargo, y a pesar de que el 70% del planeta es agua, tan sólo una pequeña parte de ella es apta para el consumo, por lo que su gestión se convierte en un asunto de suma importancia, no sólo para el momento presente, sino lo que es más importante aún, para el momento futuro. La gestión sostenible del agua consiste en administrar adecuadamente los recursos hídricos, tanto subterráneos como superficiales, en base a un correcto equilibrio entre las necesidades de la sociedad y las propias del medio ambiente natural.



Nuestra provincia se incluye en ese mapa de desertización que va asolando gran parte de nuestra geografía. Así, en nuestra realidad más cercana, la de la Comarca del Poniente almeriense, el agua es un bien tan escaso como imprescindible. Su gestión se convierte en un asunto prioritario de suma importancia, más aún teniendo en cuenta la crítica situación de sus acuíferos, los cuales fueron declarados sobreexplotados desde 1995. Para el principal pilar económico de la provincia, como es la agricultura intensiva, el agua resulta vital. Y es así como hemos de entenderlo, con el convencimiento de que si utilizamos el agua de forma racional, ello repercutirá positivamente en la sociedad, garantizando de esta forma que siga siendo nuestra fuente de vida y manantial de supervivencia económica. Por ello, consideramos absolutamente imprescindible para el mantenimiento de nuestro campo la recuperación del acuífero.  De ahí, nuestro compromiso para ayudar y trabajar en todo aquello que sea necesario ante esta necesidad vital.  



En Vícar, redoblamos esfuerzos por hacer un uso responsable de este bien escaso. No en vano, hemos apostado por un consumo racional del agua, utilizando más del 50% de la procedente de la Desaladora del Campo de Dalías para el uso doméstico. De este modo, el agua de los pozos es utilizada exclusivamente para el mantenimiento de nuestra agricultura, al menos, hasta que las nuevas técnicas de desalación, abaraten los costes del agua desalada, como afortunadamente así parece. 



Además, Vícar tiene el privilegio de ser el lugar donde se aplicó por vez primera el riego por goteo a los cultivos. Ese ingenio que permitió un aprovechamiento excepcional del agua y que cambió de un modo radical nuestra agricultura tradicional. Esto se llevó a cabo en una finca de Las Fresas, en nuestro término municipal, allá por el año 1970.  Es por ello que, para rememorar tan feliz efeméride, estamos preparando, con la colaboración de la Federación de Regantes de Almería (Feral),  el cincuenta aniversario, previsto para el 22 de marzo de 2020.  



No quisiera terminar, sin antes hacer mención a la importancia que Vícar ha otorgado a lo largo de su historia al agua y su aprovechamiento, cuyo ejemplo más palpable lo tenemos en el complejo hidráulico de Carcáuz. Sin duda, nuestra población es especialmente sensible respecto  a este recurso tan vital y necesario; no en vano, está reflejado en nuestro paisaje urbano, mediante distintos elementos y lugares que nos recuerdan su importancia y que suponen una invitación al uso responsable de este bien. Así mismo, nuestro municipio ha acogido numerosos foros y debates sobre el preciado líquido que, de algún modo, han ido sentando las bases de cómo actuar para conseguir el objetivo marcado, que no es otro que el de un uso racional de los recursos hídricos, sin por ello menoscabar el medio ambiente


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