Casi 3.000 fincas cambiaron de manos en la provincia durante el último año

Más de la mitad de esas operaciones, en torno al 60 por ciento, correspondieron a herencias

Casi la mitad de cambios de titularidad son herencias.
Casi la mitad de cambios de titularidad son herencias. La Voz
Antonio Fernández
12:43 • 19 dic. 2023

Ni las subidas de los tipos de interés ni al descenso en la rentabilidad de las explotaciones agrarias parecen tener el peso suficiente como para frenar el número de operaciones de  compraventas de fincas rústicas que se están realizando en los últimos años en la provincia.



En base a los datos que se derivan de la Estadística de Transmisión de Fincas Rústicas y la Transmisión de Derechos de Propiedad que elabora el Instituto Nacional de Estadística en el último año cerca de 3.000 fincas han cambiado de mano en la provincia de Almería, una de las que mayor incremento de este tipo de operaciones experimenta de todo el país.



Pero no todo son compras y ventas entre propietarios y particulares ya que una parte notable de esos cambios de titularidad se producen como consecuencia de la ejecución de herencias por parte de los propietarios, la mayoría de ellos personas de edad que o bien han fallecido o bien han donado en vida esas propiedades.



Herederos



De esas alrededor de 3.000 fincas que tienen este año nuevos propietarios algo menos del 50 por ciento, unas 1.300 propiedades en las zonas rurales o agrícolas, proceden de herencias. En ese sentido Almería es una de las provincias españolas en las que las compraventas superan a los cambios de titularidad achacables a las herencias corresponden a operaciones de herencias, ya que la media nacional indica que en el conjunto del país el cambio de titulares por otorgación de herencias es superior a las compraventas con un 56,56 por ciento del total de operaciones.



En el caso de Almería la apetencia por las fincas rústicas tiene un doble motivo: por una parte aquellas tierras que se pretenden dedicar a cultivos agrícolas, que suelen hallarse en las zonas de agricultura intensiva, pero también en áreas de montaña con vocación de albergar cultivos como el de la almendra o el olivar.



La segunda motivación responde a la demanda de fincas en entornos rurales con vocación de ser convertidas en alojamientos o segundas residencias por los compradores.



En el caso de las primeras los compradores más interesados son por lo general personas residentes en la provincia o en territorios cercanos. En el de las segundas aumenta la presencia de compradores de otras zonas del país o del extranjero.


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