La agricultura almeriense, la que menos pesticidas utiliza en Europa

Un informe de la ONU la sitúa como caso de éxito en el control biológico de plagas

El control biológico ha permitido una reducción drástica del uso de fitosanitarios
El control biológico ha permitido una reducción drástica del uso de fitosanitarios La Voz
Antonio Fernández
23:11 • 07 dic. 2022

Las decidida apuesta por el control biológico de plagas en la que está inmersa la agricultura intensiva de Almería la ha llevado a alcanzar el hito de ser considerada en estos momentos como la que menor uso hace de los pesticidas.


Así se desprende de un informe presentado recientemente por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), recogido recientemente por la publicación digital Hortoinfo, que sitúa a España en uno de los puestos más destacados en cuanto al uso de plaguicidas.


Agroquímicos
En los datos aportados por la FAO se indica que países productores con modelos parecidos al español usan muchos más plaguicidas. Es el caso de Holanda, con un 316 por ciento más, o de Israel, con un porcentaje incluso superior al español, un 458 por ciento más.



Esos datos, referidos al volumen de plaguicidas por hectárea, indican que en Israel se emplean 14,51 kilos, en Holanda 10,82 kilos, mientras que en España son sólo 2,5 kilos. El caso es que esa media nacional se reduce aún más en el caso de Almería, donde se queda en menos de la mitad del que presenta el conjunto de la agricultura española.


Competidores
Ese apenas un kilo por hectáreas permite a Almería situarse a la cabeza del ‘ahorro’ de fitosanitarios, mejorando los datos que la ONU otorga a países que son competencia directa de los productos almerienses en los mercados comunitarios, casos de Marruecos, Turquía o Sudáfrica, todos ellos en el entorno del dos por ciento.



Hay otra diferencia, que especifican desde la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), que se basa en el tipo de productos que se utilizan en cada uno de los modelos y que, en el caso de los tres países extracomunitarios citados, incluyen con frecuencia  pesticidas no autorizados en los cultivos que se desarrollan en Europa.


El ‘secreto’
La lista de países europeos registra consumos mucho más altos que los de Almería, una lista en la que además de Holanda están presentes otros muchos como Bélgica, Portugal, Italia, Francia, Austria o Alemania, este último uno de los más comprometidos con el medio ambiente y el desarrollo sostenible, que cuadruplica el volumen utilizado por los productores almerienses.



La estadística refleja también las diferencias con otros países extracomunitarios, con Japón a la cabeza, donde se utiliza, 11,89 kilos de pesticidas por hectárea, Brasil con 5,94 kilos, o Sudáfrica con 2,16 kilos, entre otros muchos.


El ‘secreto’ del campo almeriense no es otro que la apuesta por la sostenibilidad, recogida en las opiniones de los propios productores en un informe del Instituto Andaluz de Investigación Agraria y Pesquera (IFAPA), que señalaba que si en el año 2006 menos de la mitad de los productores de la provincia estaban por la labor de utilizar el control biológico de plagas, quince años después ese porcentaje rondaba el 80 por ciento.


La adopción de la lucha biológica, o de la polinización mediante insectos como las abejas o los abejorros, ha permitido que el uso de sustancias fitosanitarias se haya reducido de forma drástica en los cultivos intensivos, según algunos estudios al respecto por encima del 70 por ciento.


Ejemplo para Bruselas
Este mismo año la Comisión Europea proponía un cambio de las normas para la utilización de productos fitosanitarios. El objetivo es reducir los riesgos tanto sanitarios como los relacionados con el medio ambiente.


En el informe previo, los técnicos de la Comisión señalan que ese cambio es ya una realidad en el caso de los invernaderos que se cultivan en la provincia de Almería que, en gran medida, se apoyan en los principios de la producción integrada.


El éxito del modelo, que está permitiendo combatir varias de las principales plagas de los cultivos europeos, como la mosca blanca o los pulgones, ha llevado a Bruselas a establecer nuevas condiciones. Y para ello quieren utilizar el caso almeriense. El desafío “es extender su uso ampliamente en la agricultura de los países comunitarios”.


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