Marín Rosa liquida y vende hasta los maniquíes

Este histórico comercio fundado por José Marín Rosa se despide estos días de sus clientes

Escaparates   vacíos de Marín Rosa en calle Reyes Católicos.
Escaparates vacíos de Marín Rosa en calle Reyes Católicos.
Manuel León
01:00 • 29 jun. 2017

A 80 euros salen a la venta los maniquíes de Marin Rosa, uno de los históricos comercios textiles de la historia de la ciudad, que cierra tras 81 años ininterrumpidos de actividad. Será en los próximos días cuando eche el cierre definitivamente en la calle Reyes Católicos y, mientras tanto, los propietarios liquidan el mobiliario: estanterías, espejos, taburetes, percheros, todo ha sido puesto en almoneda estos días como último capítulo de una historia que comenzó el hijo de un minero bedarense, José Marín Rosa hace más de ocho décadas en la calle de Las Tiendas.




Tejidos Marín Rosa fue fundada por José Marín Rosa en 1936 y desde entonces ha sido uno de los referentes comerciales de calidad en el centro de la ciudad: desde los ajuares para las mozas casaderas hasta los uniformes escolares, pasando por las primeras marcas del sector y complementos, alta cosmética, perfumería y artículos de regalo, un pequeño  Corte Inglés con DNI indaliano.
En sus óptimos momentos, Marín Rosa llegaba a facturar en torno a 18 millones de euros, cuando en el negocio participaban más componentes de la familia. Marín Rosa daba trabajo también a costureras que trabajaban por encargo y decenas de empleados pasaron por sus tiendas.




Marín Rosa abrió sus puertas por primeras vez en la calle Las Tiendas, esquina Hernán Cortés, en un edificio diseñado por Guillermo Langle que coexistió con otra tienda de tejidos y confección en el Paseo. En 1967 da un salto de calidad y construye su edificio más emblemático de siete plantas en el centro del Paseo, esquina Aguilar de Campoo (actual Esfera). La empresa familiar llegó a contar también con establecimiento en El Ejido y en el centro Gran Plaza de Roquetas, además de almacenes en Huércal de Almería.




En 2005 vendió su buque insignia al empresario Gabriel Olivencia para aliviar un pasivo de 11 millones de euros y también el resto de patrimonio, para quedarse solo con tiendas en Reyes Católicos y también en La Rambla y Méndez Núñez,  que fueron también vendidas con anterioridad.
 








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