El constructor que salió volando

Vendía 112 pisos y dejó tirados a obreros y compradores y se dice que acabó en México

Francisco Pérez Requena fue un gran presidente del Pavía.
Francisco Pérez Requena fue un gran presidente del Pavía. La Voz
Tony Fernández
07:07 • 20 feb. 2024

Comprar una vivienda sobre plano y fiarse de la empresa constructora seguirá ocurriendo, como ya pasó a finales de los setenta cuando el constructor, Francisco Pérez Requena, saltó de su querida Pescadería al barrio de Regiones, para construir 112 viviendas y locales comerciales a la espalda de la vieja cárcel. Levantó una oficina sobre el suelo de una balsa de riego y con su secretaria empezó a vender pisos como rosquillas.



Eran grandes, de cuatro dormitorios, y todo exterior. Justo lo que se necesitaba en aquel tiempo, con la novedad de llevar la mayoría de pisos una plaza de garaje asignada. La radio no paraba de anunciar los pisos de Torre Dorada y volaron en pocos meses como más tarde lo hizo su promotor.



La obra iba a toda máquina y se levantaron cinco plantas de la mayoría de los cuatro bloques, pero un día las grúas dejaron de funcionar y albañiles y compradores buscando a Paco Pérez por la ciudad. La noticia corrió como la pólvora y fuentes no oficiales decían que se fue a México porque no podía pagar la obra.



Publicidad



Yo que siempre me he fiado de los anuncios y me gusta hacerla en la radio y en directo, no se me va de la cabeza aquella promoción con la voz de Juan Domínguez que anunciaba: “Pisos de cuatro dormitorios y locales comerciales en el edificio Torre Dorada junto a Regiones con facilidades de pago”. 



Precisamente la forma de pago era lo malo del asunto, ya que firmabas una cantidad importante en letras mensuales que Paco Pérez las metía (con gastos) y luego un préstamo creo que al 17% del Banco Hipotecario.



No era publicidad engañosa, y todo lo que decía la radio se cumplía con creces salvo la deuda en materiales y a obreros que hizo imposible cumplir al promotor y optó por subirse a un avión.



Ubicación

Tener una casa a un paso de la entonces avenida Carrero Blanco con plaza de garaje incluida era mucho en aquella Almería del 1977. Desde las viviendas se podía ver el mar al sur; el Cabo de Gata al este; y la Cárcel de Almería al norte. Todos los pisos eran exteriores y hasta 8 plantas de altura que le daban una visión importante de la ciudad.


Cuando empezó la obra aquello era un descampado de tierra de cultivo. La ahora calle de la Merced no tenía salida al norte y la principal se llamaba, y se llama, Nuestra Señora del Mar.


Paco Pérez 

El promotor de las viviendas y administrador único de FRAMPER S. A. era un hombre del fútbol que había construido mucho en el barrio de pescadería y que afrontaba la gran obra de su vida. La idea era ‘forrarse’ con esas 112 viviendas, plazas de garaje y comerciales, pero algo falló. Las cuentas no le salieron en tiempo y forma. Él mismo te ponía las letras para que las firmaras y el contrato de compra-venta.


Tenía respuestas para todo y decía que: “En dos años ya están las casas listas”. Como se fue se vino a su ciudad y aquellos a los que les dejó ‘enganchados’ no emprendieron acciones legales y le dejaron vivir su nueva vida. 


Todos recuperaron la vivienda y dieron por bueno pagar más dinero y esperar más tiempo, ya que esto redundó en mejores calidades para las viviendas. Aquel administrador único de FRAMPER S. A. pudo ver como sus pisos salieron adelante y la grandeza de los almerienses le dejaron vivir tranquilo.


Cooperativa

En mayo de 1978 cuando parecía todo perdido salió en las páginas de LA VOZ de Almería el aviso de una reunión para compradores de viviendas de la citada promoción. Primero junto a la Plaza del Pescado y luego en los  Sindicatos, iban apareciendo los compradores con sus contratos y sus letras pagadas unos y otros por pagar.


Al poco tiempo nacía la Sociedad Cooperativa Limitada Torre Dorada, con los pisos que quedaban a la venta y buscando nuevos socios para acabar la obra. El presidente elegido fue Nicasio Martín Ortega que se dedicaba a las telas asfálticas con CUBIAL que era su empresa y, como suele pasar, salió criticado por unos y elogiado por otros. Un hombre decisivo.


Nadie le pudo reprochar su dedicación y brillante gestión para que en 1983 se entregaran las llaves de las viviendas y, con ello, se pusiera punto y final a aquella pesadilla que comenzaba en 1977. Las casas bien terminadas con dos ascensores por bloque y un garaje amplio y sus trasteros, siguen en pie pero no todos aquellos socios de la Cooperativa se mantienen, ya que muchos volaron como Paco Pérez a otros barrios, dejando una huella de felicidad imborrable en los pisos de Torre Dorada.



Temas relacionados

para ti

en destaque