Insultos racistas a un menor de 13 años del Alquián: “Negro de mierda”

El club se planta y denuncia los insultos y el castigo de la Federación a la víctima

Jugadores del Español del Alquián con carteles de protesta.
Jugadores del Español del Alquián con carteles de protesta. La Voz
Miguel Cabrera
12:35 • 03 feb. 2024

Los jugadores del equipo cadete del Español de El Alquián expresarán su rotunda protesta contra el racismo interrumpiendo el juego y mostrando pancartas en los minutos iniciales de sus próximos partidos, después de que uno de sus jugadores, de 13 años, fuera gravemente insultado durante el último encuentro, en el que un grupo de aficionados le llamó "negro de mierda, hijo de puta, cabrón".



Estos improperios provocaron la suspensión del partido que el equipo alquianero disputaba la tarde del pasado 20 de enero en Benahadux ante el equipo local, una vez que el árbitro los escuchase y activara el protocolo de actuación sobre la violencia verbal y racista. 



El colegiado explica en el acta su decisión de suspender el partido en el minuto 67, cuando el Atlético Benahadux ganaba por 2-1 al Español de El Alquián, y recoge textualmente los insultos mencionados, realizados por “un grupo de aficionados hacia el jugador A.O.U.”, de 13 años y uno de los seis marroquíes que componen la plantilla del equipo alquianero. 



Identificación



El árbitro, en una actuación “impecable” según el club de El Alquián, dice en el acta que tras escuchar los insultos se dirigió al delegado de campo y le pidió que identificara los autores para que pudieran ser expulsados.  



Fue a partir de ahí cuando empezaron a suceder cosas extrañas: en primer lugar, el delegado aseguró que no pudo identificar a los autores, a pesar del reducido número de personas que presenciaba el partido, en la tarde de un sábado de lluvia. De hecho, testigos presenciales afirman que todo el mundo vio que se trataba de una persona de unos 50 años junto a varios jóvenes aficionados locales.



El árbitro pidió entonces que se llamase a la Guardia Civil para poder reanudar el encuentro. Los agentes se presentaron, pero manifestaron que no podían quedarse los 23 minutos que faltaban para terminar el partido… Ante esta adversidad, el trencilla informó al delegado de que “si los autores de los actos de violencia verbal y racista no eran expulsados, se suspendería de forma definitiva el encuentro”. Sin embargo, sorprendentemente, el delegado comunicó al colegiado que la afición “no quería abandonar las instalaciones deportivas”, por lo que se vio obligado a suspender de forma definitiva el encuentro.



Los insultos fueron escuchados por los jugadores y por el insultado, “que se quedó parado, porque es un niño muy tímido y se cebaron con él con mucha maldad”, como dice su entrenador, José Antonio Cuadra quien, advirtiendo la gravedad de lo que estaba sucediendo, se dirigió inmediatamente al árbitro para decirle que el aquello no se podía permitir.  


Doble castigo

El ‘míster’ considera lógica la suspensión del partido tras lo sucedido, pero lo que no esperaba, como nadie en el club, es que el Comité de Competición acordase dar por finalizado el encuentro suspendido con el resultado de 2-1 que entonces se daba en el marcador. 


Para Cuadra, esta decisión supone un disparatado castigo a la víctima, por lo que el club ya ha presentado una apelación. “La resolución, además de estar totalmente infundada, provoca una indefensión absoluta… y es totalmente contraria al buen orden deportivo, al espíritu de la competición y a la propia lógica”, plantea el recurso.

“Es totalmente impensable en nuestro Derecho, que la parte que ha recibido el daño, y que es víctima de los ataques deleznables generados por delito de odio y xenofobia, se vea doblemente castigada por una resolución que favorece este tipo de actos”, añade el escrito.


“Aunque en este caso los puntos son lo de menos, porque lo importante es inculcar a los niños un espíritu deportivo y contrario absolutamente al racismo y la xenofobia, la resolución no tiene por donde cogerse”, enfatiza el entrenador, quien ha sido el impulsor de las protestas. “Con estas cosas se te quitan las ganas”, reconoce quien lleva entrenando a estos niños dos días por semana desde que tenían siete años.  


Los jugadores y sus padres también apoyan sus protestas contra el racismo. Sofía Simón, madre de uno de los cadetes de El Alquián, dice en su representación que casos como estos no se pueden consentir, y advierte de que la resolución crea un precedente peligroso: “Si un equipo va ganando y quiere terminar el partido, ya sabe cómo puede hacerlo”. 


De ahí a que el Español de El Alquián reclame en su apelación que se “revoque en su totalidad” la resolución de la Federación, “dejándola sin efecto, y se acuerde la reanudación del encuentro bajo las medidas que garanticen la celebración del mismo con total seguridad para todos los integrantes, condenando en todo momento este tipo de actos violentos y racistas”.


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