Se admiten ideas para darle vida al Parque de los estanques

El Parque Nuevo parece un viejo decorado de cine con un templete para la música

La fuente del Remador, de 1971, se ha convertido en una improvisada zona de baño.
La fuente del Remador, de 1971, se ha convertido en una improvisada zona de baño. La Voz
Eduardo de Vicente
20:21 • 22 jul. 2023

El Parque Nuevo fue el parque de las pérgolas de posguerra, el parque de los bocadillos de los Díaz en las noches de Feria, el parque de los toboganes y los juegos infantiles, el parque del templete de la música sin músicos y el parque de los dos estanques que se construyeron en tiempos de Gómez Angulo para perpetuar la vocación marinera de esta ciudad. El 25 de julio de 1970 se inauguró la fuente de los Delfines, una obra de hierro y fibra de vidrio del escultor almeriense Juan Segura Santisteban y un año después, el 5 de julio de 1971, entró en funcionamiento a tan solo unos metros de distancia de la primera, la fuente llamada del Remador, una obra que fue proyectada por el arquitecto municipal Federico Castillo y el aparejador Manuel Marín y cuyos trabajos fueron dirigidos por Alfredo Figueredo. La fuente del Remador formaba parte del monumento a los Hombres del Mar en el que además de la escultura en bronce del remero destacaba el estanque, un relieve esculpido en piedra y una pirámide de aluminio de nueve metros de altura. De todos estos elementos solo han quedado el estanque y el remero, ya que la pared de piedra la cambiaron de escenario.



La construcción de los estanques, cuando Almería se preparaba para la Semana Naval, cambió completamente el decorado del Parque Nuevo aunque no sirvió para darle el impulso que se buscaba ni para que de verdad, ese gran escenario que miraba al mar tuviera alma de parque. La historia de este rincón de la ciudad en las últimas décadas ha estado marcada por el fracaso. No ha vuelto a tener vida desde que dejó de ser el patio de butacas de los botellones oficiales de los jóvenes en las noches del fin de semana. A pesar de la heterodoxia del recinto, no ha conseguido atraer a los vecinos y hoy es un territorio marchito que pasa desapercibido junto a una carretera nacional y frente a un puerto encarcelado entre rejas. 



La heterodoxia del Parque Nuevo la marcan sus distintos ambientes, formando tres escenarios completamente distintos. La zona donde se encuentran los estanques empieza frente al Gran Hotel, con un monolito reciente que nos recuerda que las fuentes fueron restauradas bajo el mandato del alcalde Ramón Fernández Pacheco. Es curioso este detalle: el alcalde que arregló las fuentes se hizo su propio homenaje para perpetuar su nombre y ganarse la eternidad, mientras que del alcalde que gestó toda la obra de la mitad del parque donde están instalados los estanques, Francisco Gómez Angulo, no hay ni una humilde placa. Eran otros tiempos, los alcaldes estaban de paso, tenían otro oficio, al contrario de lo que ocurre hoy que la política es una profesión para toda la vida.



El parque de los estanques de los Delfines y el Remador ha vuelto a tener agua con los últimos arreglos, pero no tiene vida, salvo la de los bañistas que se lavan a diario y los sin techo que la utilizan como ducha. El siguiente escenario que nos muestra el Parque Nuevo es la zona de la plaza circular con el templete de la música donde no se escuchan más melodías que las de las sirenas de las ambulancias que cruzan la carretera. Es un espacio inútil, completamente desaprovechado. Es un lugar intermedio, antes de llegar a la zona de bosque, al parque sombrío que llega hasta la fuente de los Peces que hizo Perceval. Este es un territorio que tiene la esencia de los parques antiguos, gracias a las sombras que no dejan entrar un rayo de sol. Es un paraje donde siempre corre el aire y donde se combate bien el calor, por lo que es aprovechado por los ciudadanos magrebíes en las horas de espera antes de coger el barco. Prácticamente, ellos son sus únicos inquilinos, salvo los días en los que se organizan mercados, que suele ocurrir muy de vez en cuando.



El Parque Nuevo necesita ideas renovadas. Necesita una inyección de vida, sabiendo que parque clásico de paseo y remanso de paz no puede ser, al estar situado entre dos carreteras. Ahora que están teniendo tanto éxito las zonas de calistenia, o lo que es lo mismo, los aparatos de gimnasia al aire libre, no sería descabellado reconvertir una de las parcelas del parque en un gran gimnasio al raso, viendo que los que existen se han quedado pequeños. Montar un palacio de deportes al descubierto podría ser el motivo de atracción que el parque necesita para que deje de ser un simple decorado. Ahora que estamos acariciando la posibilidad de que el puerto vuelva a formar parte de la ciudad, podríamos empezar por integrar también al parque.






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