Un año de cárcel y dos millones de multa por blanquear dinero de la mafia rusa

La Audiencia Nacional condena a una mujer por ofrecer una cuenta abierta en Cajamar en Almería

Audiencia Nacional.
Audiencia Nacional. Europa Press
Javier Pajarón
22:57 • 13 ene. 2022

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a una mujer un año de prisión y dos millones de euros de multa por ofrecer cuentas bancarias abiertas en España para el blanqueo de capitales de la mafia rusa. La acusada abrió cuatro cuentas en el BBVA y una cuenta en Cajamar en Almería. Sabía que el dinero que circularía por estas cuentas procedería de actividades delictivas llevadas a cabo en Rusia, según detalla el tribunal.




Los hechos se desarrollaron a principios de siglo. Las operaciones sospechosas se produjeron entre los años 2002 y 2008. La mujer está acusada de facilitar el acceso a las cuentas a otras personas, que habrían realizado distintos depósitos durante el periodo mencionado.



En Cajamar en Almería la investigación de la Policía Nacional y la Guardia Civil detectaron transferencias en 2007 y 2008 procedentes de dos empresas con domicilio social en Chipre. Y en BBVA, entre 2002 y 2004, se anotaron movimientos originados en Hungría, Estonia, Letonia y Suiza.




La acusada residía en Rusia y viajaban puntualmente a España. Ahora bien, había apoderado a un familiar para poder acceder y operar con las cuentas y disponer de los fondos, según determinaron las pesquisas.




En las diligencias de investigación de la Policía Nacional se menciona la existencia de un capo de la organización Malyshevskaya, que presuntamente estaría fuera de España, aunque se tenía sospechas de su viaje a la Costa del Sol. Según explica la Audiencia Nacional, los agentes indagaban sobre la presunta relación de esa organización y de otro grupo ruso llamado Tambov en la compra de propiedades del sector turístico en la Costa del Sol.




En las pesquisas se detectaron cuentas bancarias que llevaron hasta la acusada, a la que el tribunal identifica como parte de la red para el blanqueo de capitales de actividades criminales en Rusia. La ex mujer de uno de los capos “era quien administraba estas cuentas y se ocupaba de que hubiera fondos ordenando transferencias a las mismas, domiciliaba gastos ordinarios de la familia en España, extraía dinero de los cajeros automáticos o mediante cheques y realizaba, en definitiva, todo tipo de operaciones utilizando para ello el poder que la acusada la había otorgado al efecto”.





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