La crisis logística mundial atrasa las obras de la torre de la Catedral

Las piezas y vigas para la instalación del ascensor en su interior ya están en Almería

Llegada de piezas para el ascensor de la torre de la Catedral hace unos días.
Llegada de piezas para el ascensor de la torre de la Catedral hace unos días. La Voz
Álvaro Hernández
11:42 • 21 nov. 2021 / actualizado a las 11:48 • 21 nov. 2021

El colapso global de la cadena de distribución ha hecho que contenedores cargados de materiales de lo más variopinto se queden atrapados en puertos de medio mundo, que millones de regalos de Navidad peligren y sus consecuencias no tienen límites ni hacen distinción: también está teniendo su repercusión en distintas obras acometidas en Almería capital.



Si el final de la rehabilitación del Cable Inglés está a expensas de la llegada de madera desde Camerún, ahora son las obras de la torre de la Catedral de Almería las que podrían sufrir los efectos del colapso global.



Si bien están avanzadas y se están cumpliendo los plazos, ciertas dudas sobre la llegada a tiempo del material necesario para la nueva instalación eléctrica de la torre catedralicia hacen que el plazo estimado en origen esté rodeado de incertidumbre.



De hecho, ya no queda ni rastro de los andamios instalados para limpiar la piedra exterior del campanario y ahora es en el interior donde se acometen las obras. Es más: hace tan solo unos días, los viandantes fueron testigos de la llegada y descarga de las vigas y otras piezas necesarias para la instalación del ascensor que, en el interior de la torre, hará que el campanario sea accesible y visitable por todos.



No obstante, aún no hay (ni puede haberla) una fecha fija para el final de la obra y, por tanto, para la apertura turística de la torre de la Catedral: no en vano, el retraso en la llegada de algunos materiales ha puesto en jaque la puntualidad con la que se llevaban a cabo las obras.



Las actuaciones contemplaban el desmontado y retirada de instalación eléctrica, enseres, carpintería, solerías, apeos y puntales, la recuperación de la puerta de acceso que la torre tenía en planta baja hacia la Plaza de la Catedral (la antigua casa del campanero y que será uno de los accesos turísticos en el futuro), la limpieza física de las fachadas interiores y exteriores, así como la restauración de las mismas, la consolidación de bóvedas de ladrillo y consolidación de forjados mediante reparación de las vigas de madera deterioradas, entre otras. Algunos de esos trabajos, efectivamente, ya han culminado, desvelando algunos secretos de la construcción.



Por una parte, ya se disfruta de lo obvio: aunque se ha intentado que el proceso de restauración no haga que la torre (y su nueva luminosidad) destace en exceso respecto a la fachada de la Catedral, la piedra de la fachada de la torre luce limpia.



Sin embargo, no es lo más destacable. Al limpiar la piedra, han aparecido un par de misterios en ella: una fecha y dos cruces. Todo ello, en la cara de la torre catedralicia que da a la propia plaza de la Catedral. 


La fecha inscrita en la piedra es el mayor de todos los misterios porque, por ahora, no encaja con ningún hito reseñable de la historia de la torre, según fuentes catedralicias. Se encuentra bajo las campanas, a la izquierda de la torre y a poca altura respecto a la azotea del propio templo (así que cabe imaginar que fue escrita desde ahí). Es un año: 1681.


Para conocer su interior, aún quedan algunos meses. La fecha está por determinar pero, sin duda, será una fecha histórica para la ciudad de Almería.


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