Al Parque de la Hoya le falta un pulmón

La ciudad está cerca de recuperar un trozo de historia

Unas rejas carcelarias mutilan la  zona de la Hoya. Al otro lado, se extiende el centro de rescate de animales.
Unas rejas carcelarias mutilan la zona de la Hoya. Al otro lado, se extiende el centro de rescate de animales. La Voz
Eduardo de Vicente
07:00 • 03 oct. 2021

El Parque de la Hoya es un proyecto imparable. Pronto empezarán las obras y la ciudad recuperará un entorno que parecía perdido. Lo que era el barrio de las Perchas y el cortijo del Cura se convertirá en una zona de recreo en medio de un escenario privilegiado, entre las murallas que siguen siendo la gran seña de identidad de los almerienses. 



Será como extender los límites de la ciudad acercando un poco más el gran monumento. Las obras servirán para dar un paso más en esa batalla para terminar con el aislamiento urbanístico al que ha estado condenada la Alcazaba y todo su entorno. Podremos ir a pasear a la Alcazaba y disfrutar de una parte de su cara menos visible, pero tan rica y de tanta belleza como la fachada principal.



La consecución del Parque de la Hoya es una gran conquista, pero incompleta, porque le falta la otra mitad. Será un parque con un solo pulmón, porque el otro seguirá entre rejas, ocupado por el centro de rescate de la fauna sahariana que lo habita desde hace más de cincuenta años. El Parque ocupa la extensa franja de terreno que va desde el torreón de la calle de la Viña hasta las casas del barrio de la Joya, al norte de la Chanca, pero una puerta con rejas de hierro lo divide en dos.



Es un terreno que pertenece al Estado, pero por el que hay que luchar para intentar que el futuro Parque se convierta en un monumento en sí mismo. Estamos hablando de uno de los lugares de mayor belleza del casco histórico. Ese valle que se extiende entre el flanco norte de las murallas de la Alcazaba y el cerro de San Cristóbal, ocupado por los animales en peligro de extinción, tiene una riqueza que no posee la cara principal del monumento: la sensación de retiro. 



La Alcazaba adquiere desde aquella perspectiva unos matices diferentes. Es un lugar sombrío donde uno tiene la sensación de que las puertas de la ciudad siempre están abiertas, por la corriente  fresca que entra como un ciclón desde el mar cuando sopla el viento de poniente.






El rescate de la Hoya ocupada es fundamental para que el Parque sea completo, sin que esto suponga ningún perjuicio para el centro de acogida de animales que allí viene trabajando. Existen mil lugares en Almería donde poder trasladarlo.



Mientras que el proyecto del Parque a medias sigue su curso, se trabaja también a buen ritmo en las obras de recuperación del lienzo de la muralla de levante de la Alcazaba, que se encontraba muy deteriorado, afectado sobre todo por los efectos de la humedad. Entre los andamios, ya se puede apreciar el nuevo aspecto que van a presentar los muros, completamente remozados sin que hayan perdido ni una sola pincelada de su identidad.


Tan importante como la rehabilitación de este tramo de murallas será recuperar la ladera en el que se haya asentado, que por el abandono se encuentra en un estado deplorable, agravado en las últimas décadas por la desaparición de las chumberas que le daban ese color verde tan característico de los desérticos cerros almerienses.

La ladera había servido de refugio a personas sin techo que habían ido ocupando los huecos entre las piedras para montar sus casas y ahora ofrece un aspecto de deterioro que habrá que corregir para que entre a formar parte del entorno del nuevo Parque. Es posible que se apueste por recuperar las chumberas, a riesgo de que una nueva plaga de insectos se las pueda llevar por delante.


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