‘Humanizar’ el cuidado en la UCI Covid o cómo combatir la soledad

La directora de Enfermería de Torrecárdenas narra los cambios derivados de la COVID

Intervención durante la sesión clínica
Intervención durante la sesión clínica La Voz
Lola González
07:00 • 02 may. 2021

Dice el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua que humanizar es “hacer humano, familiar y afable a alguien o algo”. Cuando se lee esta definición lo que menos se imagina uno es que la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital pueda encajar en ella, y menos aún en un momento tan duro como el actual en plena crisis sanitaria provocada por la COVID-19. Pero quizá por eso mismo es por lo que los sanitarios han hecho un esfuerzo, a veces sobrehumano, para humanizar aquello que nos parece tan inhumano.



Vivía el Hospital Universitario Torrecárdenas esta semana una sesión clínica en la que la directora de Enfermería, Gádor Ramos, contaba precisamente cómo se ha transformado esa unidad y el trabajo de sus sanitarios para estar mucho más cerca de los pacientes en esta pandemia. “Nosotros contamos con un ‘Protocolo de humanización de la UCI’ en el que llevamos trabajando desde el año 2002 ó 2003, pero claro, hemos tenido que modificarlo para incluir nuevas intervenciones ahora. Es un proyecto en el que se trabaja con los profesionales, con los ciudadanos y con las estructuras”, explica la directora de Enfermería.



Y es que ha tocado reinventarse. Los pacientes llegaban hasta la UCI y, a partir de entonces, el virus los mantenía aislados de todo y de todos. Eran días, semanas, de soledad. La visión era siempre la de las mismas paredes frías y la única compañía, la de los sanitarios que velaban por su salud. Ante esta situación y ese sentimiento de soledad que invadía la planta, se tomaron decisiones para ‘humanizar’ el proceso. La primera de ellas era sencilla y física. Pretendía darles una conexión con el exterior aunque fuera de una forma irreal. La fórmula elegida fue la de colocar vinilos de paisajes en las paredes de forma que la estancia se volviera más acogedora. Además, se pasó de tener salas conjuntas a tener boxes individuales.



Estar más cerca
Pero el gran cambio ha llegado de la mano humana, la de los sanitarios, la de las enfermeras que a pesar de los EPIs para protegerse del virus están más cerca que nunca de los pacientes que atienden. “Son el nexo de unión entre los pacientes y las familias” reconoce Gádor Ramos quien destaca “la importante labor de acompañamiento que se realiza con estos enfermos” a los que se les visita “cada cierto tiempo, en función de las necesidades que tengan, aunque sea simplemente para acompañarles”.



Una de esas necesidades básicas es el poder tener algún tipo de contacto con sus familias. Tanto enfermos como familiares saben y entienden que no pueden compartir espacios, que no pueden tocarse, pero la irrupción de las nuevas tecnologías en el interior del hospital sí que les ha permitido poder verse y escucharse. Así se han incluido dentro de este protocolo para humanizar las UCIs la presencia de “tablets para realizar video llamadas con las familias” dando respuesta así a una situación que “antes nunca se había planteado”. Y es que a pesar de que a diario trabajen con material de alta tecnología, eso de mantener reuniones por video conferencia o el poder contar con este tipo de recursos para aquellos pacientes que no pueden tener compañía, son de esas decisiones que nunca se ponen sobre la mesa hasta que la necesidad te obliga. 






A pesar de estas conexiones, la situación no está siendo nada fácil de llevar. “Culturalmente no estamos preparados para dejar a nuestro familiar en el hospital e irnos. Somos una cultura de cercanía y de relación, y el tener que dejarles solos nos lo ha puesto muy difícil tanto a los usuarios como a los profesionales. Hay casos en los que las familias lo pasan muy mal” afirma la directora de Enfermería. Sabiendo esta complicación y ante la imposibilidad de poder ver cara a cara al equipo médico que les atiende, el protocolo apostó también porque los equipos sanitarios realicen  “sesiones informativas con los familiares de forma que un profesional estuviera en contacto con ellos para explicarle la evolución del enfermo”. La idea es estar cerca aunque haya mucha distancia de seguridad.



Despedida
En algunos casos, en los que el enfermo encaraba la recta final de su vida sin posibilidad de retorno, otro cambio en el protocolo permitió que los familiares pudieran acudir a despedirse. Para hacerlo con toda la seguridad necesaria “un miembro del equipo de enfermería se colocaba el EPI a la vez que los familiares dándoles instrucciones de cómo hacerlo de forma adecuada y segura”.


La gran mayoría de estos cambios destinados a humanizar más la zona de UCI han supuesto una implicación aún mayor del personal sanitario. Una implicación que empieza a pasar factura. “Los profesionales ya están afectados psicológicamente por el sufrimiento y la soledad del paciente” explica Gádor Ramos quien cuenta que “hay teléfonos en los que poder contactar con psicólogos tanto para los pacientes como para los profesionales” y anuncia que se ha iniciado también “un programa de sesiones de grupo para los sanitarios a las que pueden acudir todo el que quiera”. Encuentra la directora de Enfermería muy necesarias estas sesiones porque “muchas veces tendemos a negar todo aquello que no nos gusta, pero cuando entras en una terapia grupal te enfrentas a la situación y puede abrir el camino” además, teniendo en cuenta que “trabajamos en equipo, lo que hace el psicólogo es intentar ver cómo se siente el grupo, abordar la situación de una forma global”.


Pero hay una parte muy positiva de esta labor de humanización: el agradecimiento. Son muchos los pacientes y las familias que después de pasar por la UCI Covid sienten a esos profesionales casi como suyos y así se lo han querido demostrar. “Hemos recibido cartas, regalos, menciones en los medios de comunicación, en las redes sociales… la población ha respondido a nuestro trabajo con su agradecimiento” explica Gádor Ramos quien no quiere personalizar en un solo caso aunque sí que recuerda “a un matrimonio que había venido en una excursión de la tercera edad. No tenían a nadie aquí, estaban solos, en un sitio que no era el suyo y cuando se marcharon nos expresaron su agradecimiento eterno”.


De todos estos cambios algunos han llegado para quedarse y otros desaparecen conforme lo haga la pandemia, pero lo cierto es que cumplen su objetivo, hacer más humana la UCI, y no es tarea fácil.



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