¿Se practica sexo entre la tercera edad?

El sexólogo Jesús Alonso trata de responder a esta pregunta en el siguiente artículo

El sexólogo durante la entrevista en la Residencia de Mayores Fuente Vícar (Foto: Luis Verdegay).
El sexólogo durante la entrevista en la Residencia de Mayores Fuente Vícar (Foto: Luis Verdegay).
Jesús Alonso
07:00 • 08 abr. 2021

En el tratamiento de la sexualidad en la tercera edad persisten actitudes retrógradas que son muy similares a las que existían en siglos anteriores y que tienden a rechazar, burlarse, o en el mejor de los casos, ignorar la existencia de actividad sexual en las personas mayores. Esta actitud parece tener dos explicaciones: en primer lugar, la incorrecta asociación que se ha establecido entre sexualidad y reproducción, mediante la cual se considera que solo es normal el sexo durante la edad reproductiva, y por tanto, los ancianos no tienen por qué practicarlo, y en segundo lugar por la existencia del prejuicio que relaciona viejo y enfermo.



En un país con cifras cercanas a los diez millones de personas con edad superior a los 65 años (INE, 2020), donde la longevidad es cada vez mayor, ¿de verdad nos creemos que, una vez pasada cierta franja de edad, nuestra sexualidad desaparece? O mejor dicho, ¿de verdad la sociedad que no pertenece a este grupo de población piensa que es así? Porque puedo asegurar que ellos y ellas tienen bien claro que no.



Hace unas semanas tuve la oportunidad de poder entrevistar a cuatro maravillosas personas que viven en la Residencia de Mayores Fuente Vícar cuyos nombres son Francisco (78 años), Ana (67 años), Miguel (87 años) y Carmen (78 años).



Se puede llegar a aprender tanto, pero tanto de nuestros mayores si se les escucha, que para mí fue algo que jamás olvidaré, de hecho, antes de irme, me dieron una lección de vida que más tarde explicaré.



Todo ocurrió en un ambiente distendido y en plena posesión de sus facultades y, previamente avisados de la temática de la entrevista que se le iba a hacer, comenzamos a conversar sobre la sexualidad de cada uno.



Con la intención de preservar la intimidad, no especificaremos, pero si daremos a conocer que dos de esas personas que ven ustedes sentadas son pareja actualmente y se conocieron en dicha residencia. Asimismo, otra persona de las de allí no ha conocido lo que es una relación coital en su vida, mientras que otra persona es viuda.






Nos cuentan que principalmente una de las causas por las que su vida sexual se deteriora viene ligada a la aparición de determinadas patologías o enfermedades. Sin embargo, el deseo o la líbido, como ellos mencionan en varias ocasiones, no los han perdido. Como cualquier persona sexuada, nos cuentan que requieren de una caricia, de un piel con piel, de un beso, “de un querer”….


En cuanto a la masturbación, pese a lo que muchas personas crean, “eso sigue vivo por los siglos de los siglos”, decían. No obstante, la apetencia disminuye aunque no desaparece. “La sexualidad no se acaba, es el cuerpo el que se acaba y aún asi casi que siento más placer hoy que cuando tenía 40 años”. Me encanta esta aportación porque es un claro reflejo de que somos mucho más que nuestros genitales y que esto lo tengan tan claro personas que quizás no han tenido o no han podido tener la formación que nuestras generaciones actuales tienen me da que pensar: ¿Estamos haciendo algo mal?


Debemos aprender mucho de la cultura oriental, recalca un entrevistado. Nos dice que ha recorrido bastante el mapa y, según sus vivencias, esta cultura experimenta su sexualidad de una forma admirable.


“Todavía en este puñetero país tenemos la mala educación de que masturbarse es malo porque nos decían que nos quedábamos ciegos, sordos, que se nos caía el pelo o era pecado, pero, por Dios, si es algo natural!”.


Seguidamente, hacen referencia a los roles de género tan establecidos en su época, cuando jugaban a las “casicas” y el hombre era el marido y la mujer la esposa, la que cocinaba y cuidaba de los hijos mientras que el esposo estaba trabajando.

Por otro lado, los prejuicios de la sociedad, hacen que se limiten muchos comportamientos que para ellos serían lo normal, pero debido a que son ‘viejos’ parece que es algo obsceno, sin sentido o desproporcionado.

Lección de vida

Al final de la entrevista, llega la lección de vida. Me preguntan: “Si usted es maestro, ¿por qué la base de la educación es la gramática, literatura, matemáticas y esas cosas y no es la sexualidad? Porque se evitarían muchas cosas”. Sencillamente, poco más tengo que añadir a este comentario donde literalmente me enamoro de esta persona por dos razones:


1) Porque no puedo estar más de acuerdo, debido a que el hecho sexual humano, al que hace referencia uno de mis máximos exponentes, Manuel Lucas Matheu, es algo innegable y que debe estar presente desde las primeras etapas educativas, por infinidad de razones que ya abordaremos en otra ocasión pues harían falta veinte reportajes para ello.


2) Porque al final de la entrevista me lo encomendó como una demanda casi y, como educador y maestro, creo que es labor de las nuevas generaciones que nuestros mayores se sientan orgullosos de nosotros. Por tanto, seguiré en mi lucha de llevar la educación sexual y el asesoramiento a todas aquellas personas y contextos que me lo permitan.


En resumen, la sexualidad en la tercera edad es algo vivo, real, placentero, que tiene derecho a ser respetado ya que nuestra vida sexual no la determina una edad. Son personas que merecen su privacidad, su espacio, su intimidad, su accesibilidad a una vida sexual plena y satisfactoria, al igual que cualquier persona de este mundo. Una experiencia maravillosa. Escuchemos y apoyemos a estos sabios y sabias.


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