Cuarenta años fomentando la inclusión plena en las aulas

El Centro de Educación Especial Específica de Sordos Rosa Relaño celebra su amplia trayectoria

Alumnos del Centro de Educación Especial Específica (C.E.E.E.) Rosa Relaño.
Alumnos del Centro de Educación Especial Específica (C.E.E.E.) Rosa Relaño. La Voz
La Voz
07:00 • 03 feb. 2019

La instauración de la democracia en España supuso una revolución en políticas sociales, convirtiéndose en el primer paso para empezar a romper barreras en torno a la discriminación que sufrían las personas con algún tipo de discapacidad. En este sentido han venido trabajando, desde 1979, el profesorado y la directiva del Centro de Educación Especial Específica (C.E.E.E.) y Colegio de Apoyo a la Integración (C.A.I.) de sordos Rosa Relaño.




Atender las necesidades de cada niño sordo y fomentar la integración plena en nuestra sociedad son los objetivos que persiguen a diario. Han pasado cuarenta años y muchos son los logros conseguidos en este arduo camino que requiere una dedicación plena, pero a día de hoy “aún falta mucho por hacer”, reconocen Juana Navarro y Francisco Amat, directora y jefe de estudios de este centro público.




Navarro explica que a nivel nacional se siguen impulsando normas legislativas para que todos los sordos vean sus necesidades cubiertas, independientemente de su edad: “La idea es que se les cubra la discapacidad auditiva como el que necesita una medicación”. Además, desde las asociaciones promueven otros derechos, como la atención de intérpretes a este colectivo.




Convivencia



Ante los retos a los que se enfrentan a diario, “lo que nos mueve es el beneficio del alumnado, que esté satisfecho y aprenda”. Esa es la principal motivación que lleva a Navarro y a Amat a seguir trabajando por la integración. En este proceso cuentan, además, con la colaboración del colegio público Freinet. Los niños conviven en las mismas aulas. Un método que llevan practicando desde hace más de treinta años y, unos veinte, con este centro en particular. “Hay cursos prácticamente integrados en todas las clases y en la relación con sus compañeros se ha demostrado que surgen los mismos lazos de amistad”, sostiene Navarro.




Por su parte, Amat incide en que la educación en esta escuela de larga trayectoria se basa en dos pilares fundamentales: “dar respuesta a los niños sordos y la posibilidad de convivir con oyentes, así como facilitarles el medio de comunicación más usual que es la lengua de signos. Un aprendizaje que también trasladamos a padres, tutores y profesores”.

La lengua de signos



Esta enseñanza se está acercando cada vez más al público oyente. Desde hace tres años el colegio Freinet se ofrece la posibilidad de estudiar este lenguaje como un idioma más. “Se trata un instrumento más de comunicación y ha tenido tanto éxito que los padres de los niños se están involucrando en el programa de lenguas a las familias que impartimos todos los lunes por la tarde”, expresa con satisfacción el jefe de estudios.




Facilitar la comunicación a través de este campo es una de las líneas de trabajo que persigue el C.E.E.E. Rosa Relaño desde su fundación en 1979. “Tenemos que dar la mejor respuesta. No trabajamos solo por la educación, sino por la integración”.

El alumnado

“Cada uno necesita una atención específica. Hay distintos niveles de discapacidad auditiva, desde las más leves hasta las profundas. Conviven niños de distintas nacionalidades y estatus sociales”, admite Amat.


Aunque el 48% de los 65 alumnos matriculados reside lejos de la capital, existe a su disposición hasta 13 líneas de autobuses para su traslado. Respecto a las clases, disponen de un aula específica que recoge otras discapacidades cognitivas relacionadas con la sordera, como puede ser la sordo-ceguera. Uno de los aspectos en los que se ha avanzado en estos cuarenta años ha sido a nivel de investigación. Desde el centro Rosa Relaño la directiva asegura que hay bastantes niños a los que se les está dando solución con los implantes. Sin embargo, afirman, este proceso también requiere una “rehabilitación”.


Para hacer bien su trabajo, la coordinación con las familias es clave. “Las involucramos en todo. Tienen que ver todas las posibilidades que tienen sus hijos para animarles a que se desarrollen como cualquier otra persona”,


Gracias a este proceso de integración total, los niños crecen en igualdad de oportunidades y pasan a la E.S.O. en el I.E.S. Azcona, con profesorado  especializado. A partir de ahí, no hay  límites. Pueden ir a la Universidad, que apuesta firmemente por la inclusión.


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