El equipo de leyenda del Masculino

Fueron los juveniles de 1974 que coincidieron en el mismo centro estudiando el Bachillerato

Masculino de Almería, dirigido por el profesor y entrenador Miguel del Pino, que disputó la fase final del Campeonato de España en Tarragona.
Masculino de Almería, dirigido por el profesor y entrenador Miguel del Pino, que disputó la fase final del Campeonato de España en Tarragona.
Eduardo D. Vicente
21:14 • 03 sept. 2017

Cuentan que algunos jugadores del Almería, de aquel equipo que entrenaba Ben Barek en la temporada 1973-74, no pusieron buena cara cuando un día les  dijeron que el partido de entrenamiento del jueves iba a tener un ‘esparring’ especial: el equipo juvenil del Instituto Masculino que entonces entrenaba el profesor de matemáticas Miguel del Pino.




El Almería se preparaba en aquel tiempo para subir a Segunda División, objetivo que no pudo conseguir al caer en la promoción ante el Córdoba. Era, sin duda, un gran equipo donde destacaban figuras  como Juan Rojas, Artero y Morales. Era un equipo superior, pero muchos de sus jugadores no querían enfrentarse a los juveniles del instituto, a los que conocían de sobra ya que a veces los veían entrenarse en el estadio de la Falange y algunos sábados, después del último entrenamiento de la semana del primer equipo, había quien se quedaba en las gradas para ver jugar a los juveniles del Masculino.




Aquella temporada hubo dos equipos de moda en la ciudad: uno la A.D. Almería que hizo vibrar a su afición llegando muy lejos en la Copa del Generalísimo, donde fue eliminado por el Oviedo, de Primera División, y estando muy cerca de ascender a Segunda. El otro equipo de moda era el  juvenil que dirigía Miguel del Pino, que con un fútbol brillante y moderno convertía sus partidos en grandes espectáculos.




Jugaba los sábados por la mañana en el estadio de la Falange, cuando terminaba de entrenar el Almería y eran muchos los aficionados que acudían a verlo con la garantía de que no iban a aburrirse.  El entrenador, que ya en aquel tiempo ejercía de profesor de matemáticas recién terminada la carrera, consiguió unir en un mismo conjunto a grandes futbolistas como Pelé, Pinazo, Ufarte, Memé, Gregorio, Lora, Agustín, Pepe Hernández, Montoya, Ventura, Jorge Puertas, Rivera, Rodri, Llanos y Heredia, entre otros. La mayoría de ellos eran futbolistas que empezaban a destacar en sus respectivos equipos federados: Pelé y Pinazo llegaron a probar con el Real Madrid, mientras que Ufarte formó parte durante varias temporadas de la primera plantilla del Almería.




Eran tiempos complicados para aquellos jóvenes del 74 que tenían que compaginar sus estudios de Bachillerato con el fútbol. En aquella época la consigna en las casas era clara: “lo primero son los estudios, que el fútbol no os va a dar de comer”, advertían los padres. Pero aunque sabían que el consejo paterno era una verdad absoluta, seguían jugando por el puro placer del juego. Sabían lo que era el sacrificio del entrenamiento, cuando tenían que hacerlo de noche en aquellos campos infames de la época, donde era imposible encontrar un escenario sin agujeros y donde darse una ducha con agua caliente era un milagro.




Los juveniles del Masculino tuvieron la ventaja de que el instituto estaba enfrente del estadio y aprovechaban las horas de gimnasia para sus entrenamientos. Con una buena preparación y con la ilusión que los guiaba, consiguieron forjar un bloque excepcional. Ganaban por goleada, bordando el fútbol, logrando el título de campeones provinciales sin encontrar rivales en su camino.




Al acabar la temporada acudieron a Málaga a disputar el sector andaluz con los mejores equipos escolares de la región. No fallaron. Aunque los adversarios eran de gran nivel, el equipo del instituto mostró su superioridad desde la primera eliminatoria y se plantó en la final ante el combinado de Córdoba. El partido se decidió en las tandas de penalties, con un último disparo que ejecutó el defensa Pepe Hernández. Ese verano, el Instituto Masculino de Almería acudió como campeón de Andalucía a la gran final nacional que se celebró en Tarragona, donde fue eliminado en las semifinales.




Algunos de los que entonces éramos niños y aficionados al fútbol, llevamos grabada en nuestra memoria la imagen de aquel equipo de juveniles que los sábados por la mañana nos invitaba a madrugar para asistir al gran espectáculo del fútbol total. Recuerdo el día que se consiguió el campeonato local, título celebrado con una humilde comilona a base de cervezas, bocadillos y patatas fritas de bolsa en un aula del instituto.



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