La odisea de las primeras ’alsinas’

El primer servicio diario de pasajeros lo puso Alsina Graells entre Almería y Berja en 1914

servicio de alsina  que cubría las rutas diarias entre Almería y los principales pueblos de la provincia.
servicio de alsina que cubría las rutas diarias entre Almería y los principales pueblos de la provincia.
Eduardo D. Vicente
16:51 • 08 jun. 2016

En febrero de 1914, don José Graells Pinós, gerente de la sociedad Alsina y Graells, domiciliada en Barcelona, presentó un escrito en el Gobierno civil solicitando que se le autorizara para establecer un servicio de ómnibus automóviles para la conducción de viajeros entre Almería y las poblaciones de Berja y Laujar. El once de febrero, los automóviles que tenían que cubrir esta línea hicieron un viaje de prueba llevando a las autoridades de la ciudad y a los periodistas para que tomaran buena nota del acontecimiento. Los coches salieron a las diez y media de la mañana desde la puerta del Hotel Simón, en el Paseo, y entraron en Dalías dos horas después ante la admiración de los vecinos que en multitud se habían congregado en la plaza de la iglesia. Los viajeros fueron agasajados con dulces y licores en el casino para después continuar el camino hasta Berja, donde fueron de nuevo homenajeados con un suculento almuerzo en el Hotel Sur de España. El servicio regular se inauguró el doce de febrero de 1914, partiendo el coche desde el Paseo minutos después de la llegada del tren correo para poder aprovechar así el viaje llevando también la correspondencia. Ir a Dalías costaba seis pesetas y veinticinco céntimos y una peseta más a Berja.





En su afán de seguir creciendo, la empresa Alsina Graells se puso a trabajar de inmediato para establecer servicios con los pueblos del Levante. A finales de mayo de ese mismo año de 1914 se recibieron en Almería los coches de la Hispano Suiza para cubrir la línea con Vera, que empezó a funcionar un mes después. Inmediatamente se empezaron las obras en la carretera para que el coche pudiera llegar también hasta la estación del ferrocarril de Huércal Overa.
Ese mismo verano la empresa mandó a Instinción uno de sus automóviles con un grupo de expertos con el fin de inspeccionar la carretera y establecer un servicio diario. El viaje se hizo eterno ya que se encontraron con que había tramos intransitables debido a los baches y al escaso asfalto que cubría el firme, por lo que el servicio no se pudo poner en marcha como estaba previsto, retrasándose durante siete años.





La empresa Alsina Graells  tenía en exclusiva el servicio de la correspondencia y el de viajeros en nuestra provincia en unos años en  los que los problemas eran constantes debido al mal estado de los caminos y a los continuos retrasos. En el verano de 1915 los vecinos de los pueblos de la Sierra de Gádor se quejaron por el mal servicio del coche, que salía hacia Berja a las tres de la tarde sin esperar a que llegar el tren correo de Madrid, que hacia su entrada en la estación de Almería a las cinco, por lo que las sacas de la correspondencia se quedaban estancadas un día más.
En julio de 1915 el servicio entre Almería, Dalías y Berja se amplió a Adra y Fondón. Era una vieja aspiración de la empresa que se tuvo que retrasar un año debido a que la casa expendedora de los vehículos, la Hispano-Suiza, no pudo cumplir con sus obligaciones por el parón  que supuso la guerra mundial.





En el verano de 1919 los coches de Alsina empezaron a llegar diariamente a Tabernas. El primer viaje se hizo en poco menos de dos horas a pesar del estado desastroso en el que se encontraba el piso, que obligó al conductor a tener que parar y bajarse del autobús varias veces para quitar piedras y retirar rastrojos. Dos años después, en 1920, el coche de Tabernas amplió su recorrido hasta Uleila. Por aquellos años Alsina Graells cubría ya el servicio con todas las comarcas de la provincia, lo que le otorgaba más fuerza a la hora de presionar a las autoridades para que intentaran mejorar las carreteras. En el otoño de 1920, la empresa decidió suspender sus servicios con los pueblos del Poniente por la falta de seguridad de aquellos caminos, expuestos al desprendimiento de piedras y a que una tormenta los convirtiera en lagunas. A pesar de las dificultades, que no faltaban, la empresa siguió creciendo y en julio de 1929 puso en marcha el servicio entre Almería y Málaga, todo un adelanto ya que hasta entonces, para poder ir a la capital malagueña, sólo había dos posibilidades: dar la vuelta por la línea férrea llegando primero a Granada y desde allí continuar a Málaga, o embarcarse en uno de los vapores que partían de nuestro puerto, que no salían a diario.








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