Maestro de pintores, Ginés Alejandro Cervantes es una figura imprescindible para entender el arte de finales del siglo XX en una tierra como Almería, donde la luz ha proporcionado la coartada perfecta a grandes fotógrafos, poetas y pintores. Ahora, el creador plástico presenta una obra poética, ‘El mar y sus orillas’ (Márgenes Editores), una colección de versos, arropados por las fotografías del mar de Lola Valls, que giran en torno a dos temas, en realidad casi el mismo: su hijo y el pueblo de Cabo de Gata. O como síntesis, la desolación de la vida y su a veces deslumbrante belleza. El dolor de la luz.
Cervantes presentará el poemario este jueves 2 a las 19 horas en la Picasso (calle Reyes Católicos) de Almería, acompañado por el poeta Ramón Crespo.
Aunque el libro, dedicado a su hijo Antonio, se ha publicado recientemente en la colección ‘Contenidos Marginales’ de Márgenes, la historia se remonta a tiempo atrás.
De una entrevista
Todo nace del día en que José Miguel Gómez Acosta, codirector del sello, fue a entrevistar a Ginés Alejandro Cervantes para LA VOZ. La entrevista iba a versar sobre la pintura y la obra creativa del que para muchos es el pintor decano de la ciudad.
El encuentro tuvo lugar en la casa del pintor en Cabo de Gata, lugar que el entrevistador conocía muy bien ya que era, gran parte del año, vecino del pueblo. Al entrar, dos cosas le sorprendieron: la penumbra y la mesa llena de libros de poesía. También la voluntad de Cervantes de leer a poetas jóvenes, emergentes, para entender los caminos que se abrían en la poesía contemporánea.
Tras la entrevista, Cervantes evocaría para Acosta unos días en que el estado de extrema debilidad de su hijo y su bloqueo como pintor lo hicieron aferrarse a la poesía. Él, buen lector, dejaba escapar su creatividad hacia la palabra escrita, como forma de salir de un callejón sin salida aparente.
Así comenzaron los diálogos con el Cabo de Gata, del que en el libro se proyecta una imagen casi fantasmal. “Mi estado anímico lo era, estaba muy afectado por el tema de mi hijo y hablaba con el Cabo y con las sombras. Me encontraba en un estado nervioso no muy alejado de la locura”.
La poesía, en este contexto, fue definida por Cervantes como “una escritura capaz de darnos una especie de vuelco; es sentir una tensión y una emoción que solo provoca ella”.
La conexión entre la poesía y su obra pictórica
Aunque Cervantes no lo vea tan claro, muchos aseguran que hay una fuerte conexión entre su poesía y su pintura. “Soy expresionista: pinto con las manos, soy visceral y me vuelco mucho. Y en los poemas también”. Quizá esa pasión sea la llama que enciende ambas ramas: “Me siento inquieto, no me siento viejo. Todos los días pinto y todos los días trabajo; es lo que me mantiene vivo”, explica.
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