Con champán, celebrar con champán

Kayros
23:31 • 23 nov. 2015

Los medios de comunicación han celebrado el cuarenta aniversario de la muerte de Franco con esta pregunta: “¿Qué hacía usted el día que murió Franco?” Han contestado gentes de diversas profesiones e  ideologías. Tales como periodistas, médicos, profesores de universidad, militantes del PP etcétera. 
No voy a comentar ninguna respuesta, todas me parecen sinceras, lo que sí me llama la atención es que hubiera tanta gente que celebrara el duelo con champán. Puede que algunas familias que todavía no saben dónde están sus antepasados y que quizá los tienen desenterrados por cunetas y carreteras se alegraran del triste suceso, pero la mayoría no tenia por qué beber champán. 
Habiendo  de morir  todos, no  es para hace fiesta de en venganza de nadie. Esto me parece poco humano y desde luego nada cristiano. Hay dos cosas que nadie puede negar: Franco murió en la cama. Todas las luchas de la contestación franquista no fueron suficientes para derribarlo. Y por eso su dictadura pareció eterna. La segunda cosa  que debemos tener en cuenta es que, tras la Transición, el poder pasó a manos de la UCD, partido fundado por Suárez y compuesto básicamente por hijos de franquistas. En aquellos años, beber champán por la muerte de Franco se convirtió en la garantía de pertenecer a una democracia de nuevo cuño. Hoy a esto le llamaríamos postureo Algún exjefe de sindicatos o expresidenta de la  Sección Femenina podría decir: “Eh chicos, que yo también corrí delante de la policía y bebí champán  el día  en que Arias Navarro sollozó en la televisión anunciando que Franco había muerto”.  S
in embargo  todavía queda gente  que ante una manifestación para reivindicar  las víctimas del franquismo no reconoce la fría  crueldad del Caudillo. Pero ¿qué clase de nihilismo nos paraliza el alma todavía para divertirnos  con la negrofagia? 
A mí no me gusta el champán, no sé cuantas veces habré bebido en mi vida, desde luego muy pocas, pero si tuviera que celebrar una muerte saldría de la fiesta por la puerta excusada. La celebración con champán  es más propia de las alegrías de la vida.







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