Un par de horas de agua sobre Almería y casi nos ahogamos

Juan Torrijos
19:14 • 26 mar. 2015

Demostración más que palpable de que nuestra provincia no está preparada para una gota fría. Hasta el tren se nos descarrila a la entrada de la capital. Túneles anegados, garajes pasados por agua, comercios con agua hasta en los estantes, carreteras cortadas, desprendimientos de tierra y piedras en muchos puntos de la provincia, luz cortada en algunos lugares y goteras en muchas de las viejas viviendas de capital y provincia. Y tras la tempestad la calma, las palabras de los políticos y el enfado o cabreo del personal que nota como Almería sigue sin preparar ante situaciones como la vivida. Y eso que de las tres gotas frías que se cernían sobre nosotros sólo una se hizo presente. Y casi nos ahogamos. Se imaginan si se hubieran hecho presentes las otros dos que rondaban en aquel viernes los entonces oscuros cielos de la provincia. ¿Sacarán nuestros políticos alguna conclusión de la tormenta? Dos días de prensa, cuatro anécdotas, dos críticas de la oposición y en unos día habremos olvidado un par de complicadas horas que vivieron los almerienses. ¡Qué hermoso bajaba el río Andarax a su paso por Bentarique, Terque o Alhabia! Años que no se veía a canal lleno. Qué alegría ver salir las secas ramblas de la provincia. Un gran y mojado espectáculo para unos ojos sólo acostumbrados a la sequía, la aridez, los pitacos y a poca (casi ninguna) agua corriendo sobre nuestra tierra. Por una vez en años nos pusimos las botas de agua y achicamos la encharcada en sótanos y aparcamientos. Pero la terca realidad se iba imponiendo sobre el espectáculo y las noticias nos iban haciendo el mapa de una Almería alejada de las medidas de seguridad lógicas ante situaciones de gota fría. No llegaron a cuarenta litros por metro cuadrado en el Poniente y por poco no aparecen en alta mar. Poco más de veinte en la capital y hasta el tren se nos hunde por el barro en El Puche. ¿Para qué queremos las alcantarillas? Pues eso, para que estén llenas de tierra y no sean capaces de dar camino y manta a unos cuantos litros de agua caídos. Por cierto, no fue día para migas. Estábamos algo asustados para ello. ¿La próxima estaremos mejor preparados para recibir el tan preciado líquido? Mucho me temo que oiremos las mismas críticas, mande quien mande.







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