Princesa Leonor Borbón y Ortiz

La Monarquía resulta un derecho hereditario, un capricho de la sangre y de los genes

Kayros
01:00 • 05 jun. 2014

Miro en los periódicos y en la televisión la imagen infantil de la inminente princesa. Se le ve salir del colegio botando un balón detrás de sus padres. Para nada le preocupa la tormenta de ideas que se levanta estos días sobre la abdicación del Rey y la pprogramada sucesión. A partir del l8 de junio, los Reyes de España serán su su papá y su mamá. Todos llevamos en el corazón el sueño de ser príncipes o reyes. De pequeños nos hicieron leer demasiados cuentos de matrimonios reales, de pobres cenicientas y de enanitos del bosque. Por eso amamos en principio la Monarquía. ¿ Quién no? Leonor tiene ocho años. No es posible que alcance los verdaderos problemas en que se debate hoy este país. Pero ya está aprendiendo inglés ; pronto comenzará a tomar contacto con las Fuerzas Armadas, entre otras enseñazas propias de una futura Reina, como saber la historia de los Borbones. etcétera. ¡Cuántas materias le quedan que aprender a la hija de Felipe y Leticia!. Sus padres van heredar un país no precisamente de Noche de Reyes. Aunque la sucesión esté asegurada -todo está atado y bien atado¬- como afirma la experimentada abuela Sofía, pueden oírse voces contrarias tanto en el Parlamento como en la calle. Y entonces tal vez sea el momento de plantearse qué sea eso de la República.. No hace falta demasiada universidad para saber que si todos los hombres somos iguales y la ley en democracia es igual para todos. la Monarquía resulta un derecho hereditario, un capricho de la sangre y de los genes. Contra esta doctrina se revelan los golpeados por los azares del sufrimiento y la desgracia. Yo sé que los acomodados de siempre atacarán diciendo que los reyes son un mito equilibrista entre las aspiraciones no santas de unos y de otros y por este camino se acaban las guerras. Pero tal y como van las cosas, las Monarquías del mundo, a pesar de sus adaptaciones inteligentes y modernas, van de capa caída. Niña Leonor, preciosa , te deseo mucha suerte, Me da mucha pena recitarte aquello de Machado, “ Españolito que vienes al mundo, / te guarde Dios./ una de las dos Españas/ te va a helar el corazón”.







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