Los de abajo contra los corruptos de arriba

“La dirección de este movimiento ha estado a cargo de universitarios de izquierdas”

Diego Cervantes
23:39 • 31 may. 2014

El aspecto mas interesante para analizar estas elecciones ha sido la irrupción de Podemos con millón y cuarto de votos. Tras el 15 M y las posteriores “mareas” o la “PAH” se vislumbraba la importancia de los movimientos sociales, algo que siempre ha considerado la izquierda revolucionaria como fundamental para cambiar el estado de cosas.  La dirección política de este movimiento ha estado a cargo de un grupo de universitarios procedentes de la izquierda (IA, IU y otros) con conocimiento suficiente y claridad del objetivo que perseguían, convertir la protesta en la calle en una fuerza política. Aprovecharon primero la audiencia de una cadena del grupo Planeta (La sexta, La Razón, Atresmedia… ¡casi ná!) para introducirse, o lo introdujeron, en el instrumento que hasta hoy solo había aprovechado de forma abusiva el PP y PSOE. Utilizando una herramienta de comunicación como la televisión, imprescindible en estos tiempos, publicitaron a un líder que llegó a ser hasta su logotipo en virtud del marketing político. Se trataba de convertir el enfado y el hastío de numerosos ciudadanos en cambio político, así como de acercar un discurso de indignación a numerosos jóvenes carentes de esperanza, que están en paro,  tienen que emigrar, no tienen casa… dirigido hacia la gente que había salido a la calle de manifestación, sin consecuencias en las instituciones y despreciados por gobiernos que los ignoraban o los apaleaban.  Su mensaje ha sido simple y directo, basado en defender a “los de abajo” frente a lo que llaman “la casta”: la banca, los políticos gobernantes y la corrupción, trinomio que aglutina en su contra a cualquier persona decente. Su electorado en gran medida proviene de ex votantes del PSOE desengañados de  patrañas, sumado al de jóvenes que empiezan a adquirir conciencia política y necesitan mensajes de rebelión con ilusión y alegría. 


La comparación con IU es inmediata ya que nacieron también de otro movimiento social, la movilización contra la OTAN. Tal vez lo diferenciaba algo muy importante, que partían de una solidez militante, lo que no es el caso de Podemos. La estrategia es la misma: conseguir una mayoría social que aborde un proceso constituyente de progreso en una España federal y republicana. Este carácter, de ser un partido político consolidado con mas de millón y medio de votos, debe hacer que IU  sea generoso y fraterno con todas las formas plurales de la izquierda. Estarán en el mismo grupo del Parlamento Europeo, luchando juntos por los mismos fines, siendo organizaciones distintas. Mientras tanto, Podemos ha de crear un tejido en su base del que ahora carece. Mañana, tendrán que tomar decisiones en las instituciones, crear una organización que funcione, y  superar las dificultades  que la realidad política impone cada día. Su lenguaje radical contra “la casta” ya no arreglará nuestros males, habrá que construir entre todos la alternativa. Y eso se llama “hacer política”. El bipartidismo ha sufrido un duro castigo pero aún no se ha acabado y prepara el contraataque. Tenemos que vencerlos con el poder de la gente.







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