Ojo al dato: uno de (casi) cuatro almerienses votan a Vox o a Alvise

Carta del director

El pasado 9 de junio se celebraron las elecciones europeas.
El pasado 9 de junio se celebraron las elecciones europeas. La Voz
Pedro Manuel de La Cruz
20:25 • 15 jun. 2024

Más allá del premeditado ruido (todos se sienten ganadores tras unas elecciones), más allá de ese cinismo de guardarropía que todos recuperan, en el balance de resultado electoral hay siempre rincones que permiten encontrar la verdad que se esconde en esas mentiras de noche electoral. Vayamos con algunas de ellas en Almería, Andalucía y España.



En la provincia el PP continúa dominando de forma abrumadora las preferencias electorales. El porcentaje del 42,86 por ciento le sitúa en una posición de hegemonía cercana a la humillación democrática de sus adversarios. El PSOE, en la segunda posición y a 16 puntos de distancia (26,74), profundiza el proceso de decadencia en el que lleva inmerso desde hace veinte años. Almería es una provincia que emprendió el camino de la derecha hace más de dos décadas, pero que las opciones de izquierda- apenas alcancen el 30 por ciento de los votos, debería hacer meditar a quienes dirigen esas opciones si su incapacidad les inhabilita para continuar al frente.



Cambiando de acera Vox ha aumentado su porcentaje en 4 puntos (15,21) y el estrafalario Alvise alcanza el 7 por ciento, situando la extrema derecha en más del 22 por ciento, a solo cuatro puntos de los socialistas. 



La sociología electoral almeriense está cada día más cerca de la murciana y, mientras tanto, la izquierda tocando la lira acomodada a la placidez de la moqueta. El PP ha podido tener aciertos y errores en la gestión política de la provincia, pero lo que es incuestionable es que su principal activo ha sido y es tener enfrente a un PSOE que dejó de estar hace mucho tiempo en la capital, El Ejido y Roquetas y ya está empezando a dejar de estar en el resto de la provincia y, lo que es peor, sin que, a la vista de los resultados en las últimas consultas electorales, se le espere.



En Andalucía el efecto Juanma se consolida. Primera victoria del PP en unas europeas y con más de seis puntos de diferencia con los socialistas. Juan Espadas no fue nunca una buena solución a la batalla entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. Todos lo sabían, pero nadie se atrevió a plantearlo al entorno sanchista del presidente.



En el escenario nacional, el más importante el 9J, Feijoo gana al PSOE, a Abascal y al ayusismo mediático que le tiene preparada en posición permanente de disparo la artillería contra la solidez de su liderazgo desde la noche del 23 de julio pasado en que todas sus expectativas quedaron derrotadas por la mayoría insuficiente del PP. Con su victoria, Feijoo manda callar a quienes le llevan buscando sustituta desde que llegó. Puede estar satisfecho. Él, y quienes le acompañan en Génova.



Pedro Sánchez resiste. Obtener un treinta por ciento de votos después de la compraventa de la amnistía con Puigdemont es un éxito personal. El PSOE pierde, pero Sánchez aguanta el jaque mate del plebiscito. Y con la balacera que le ha caído desde todas las trincheras de las terminales del Poder real en el último año no es mala cosecha.




Abascal apenas ha despegado en el camino triunfal por el imperio hacia Dios que le auguraban sus fans más hiperventilados de patriotismo imperial. La extravagancia de un Milei desmelenado en la puesta en escena de Vistalegre le hizo creer que iba a cortar las dos orejas, pero, al final, quien ha salido por la puerta grande ha sido la excentricidad de Alvise. Siempre hay un camino más ultra para los que padecen el síndrome de estar permanentemente irritados y las Europeas son un desahogo habitual.  


Puigdemont y el delirio independentista pierden más de dieciséis puntos (entre Junts y ERC) y eso es un dato extraordinariamente importante. El independentismo catalán solo cuenta ya con el maniobrerismo chantajista. A ver hasta dónde llegan en su destierro hacia la melancolía.


Yolanda Díaz e Irene Montero continúan su irremediable camino de victoria en victoria hasta la derrota final. La izquierda de la izquierda continúa ensimismada en el suicidio estúpido del “Duelo a Garrotazos” de Goya. Son irremediables. Nunca tomarán el cielo por asalto como soñaba Pablo Iglesias, pero sí entrarán en el reino de los elegidos para la liderar la iglesia de la verdad relevada, una congregación con pocos fieles, pero eso sí, muy sectarios.


El 9J tampoco llegó el apocalipsis, el mundo no se hundió y los españoles regresaron el lunes a recorrer los caminos normales de la rutina. La vida sigue igual.


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